Foto de Ángel Muñoz

domingo, 27 de junio de 2010

Truque a la puerta de casa



A la pata coja, renqueo mientras sonrío y sufren las amígdalas por falta de costumbre.
Se muere Saramago. Cocino alitas de pollo unos días después recordando la incierta conversación que mantuvimos en el balcón de la Magdalena, entre Pilar y el vino blanco. Huele a salsa de soja y a miel días después de cumplir 44. Tengo regalos y propósitos relacionados con marcharme muy lejos con los ojos mientras ordeno letras, librerías, papeles y débitos. Saramago se ha dormido. Podría acariciar los lomos de sus libros si se me dieran bien los homenajes. No me queda más remedio que seguirme buscando entre los años que tuve cortadas las antenas, los años en los que nada supe de la vida, en los que lo sospechaba todo y no se me movía ni el dedo gordo del pie para salir corriendo. Ahora que no me pidan que sienta lástima de nada, que no me lo pidan porque me están floreciendo tulipanes en las entrañas. ¿Se te hace raro? Pues continúo haciendo fotos a los balcones y en algunos aspectos tengo los músculos fortalecidos. A la pata coja salto los cuadraditos rosa que no me interesa pisar y me planto en los que he dibujado con mis manos de tiza, los que son sólo míos y me dan tanto gusto.
Se están escuchando las canciones precisas y da igual si no están bien entonadas, ahora hay cosas que me importan un bledo. La medicación siempre ayuda con eso.
Cogeré la mochila, la llenaré hasta los topes de los tesoros que me he ido encontrando, de los chinitos que se besan antes de que se baje el telón, los pentagramas de todos los colores que se componen solos, la suavidad de tu barba alma y los puntos de encuentro a través de los que se teje este pactchwork de refrexco y abrigo.
A lo mejor ya pronto puedo sacar los cuernos al sol y colocarme en la casilla de salida. A lo mejor dentro de poco mi latido se escucha en estéreo a través del balcón después de la tormenta.

martes, 8 de junio de 2010

Ocho pájaros negros


Ocho pájaros negros
mal distribuidos sobre el cable de la luz
no saben a qué están esperando
porque las intenciones son conceptos vacíos
porque todos los vuelos de verano son redundantes
porque todos los pasos no son imprescindibles
y ahora
los ocho pájaros
no tienen ni una sola razón para moverse.