Foto de Ángel Muñoz

domingo, 28 de agosto de 2011

No estoy limpia, en La Estación azul, de Radio 3

Desde el minuto 39.50, en La Estación azul, de Radio 3 hablan de Baile del sol y de mi poemario No estoy limpia, además leen un poema!

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miércoles, 24 de agosto de 2011

Cosas extrañas que sin embargo ocurren

                                  Foto: María Caos


Salgo de casa dejando bajadas todas las persianas. Huele a cebolla. Respiro lo mínimo arrugando la nariz consciente de que ya no hiervo en esta sopa. Desayuno dos cafés, uno detrás de otro. El segundo lo tomo con mi madre; ella moja unos churros mientras lamenta todo. Más tarde aso cuatro sardinas y perfumo mi calle con aroma marino de sal gorda. Mi hija esconde debajo del flequillo un saco de contradicciones y no come hasta mucho después, cuando el hambre es mayor que la pelea. Voy a ver a mi padre, está sentado en el sofá, no levanta cabeza, le digo que me mire y alaba mis zapatos para evitar el esfuerzo de erguirse. Al salir de su casa, mi corazón se suelta, se me cae a los pies con un sonido hueco. La gente me mira reprochando mi falta de cuidado. Recojo los trozos desperdigados y continúo el camino que no se ha dibujado aún. Por la noche mi sobrina me dice que un tigre me está esperando. Hago balance inútil de estas cosas extrañas que sin embargo ocurren.

lunes, 22 de agosto de 2011

Vivir escuece, una reseña de "No estoy limpia", por M Cinta Montagut

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En el suplemento El Perseguidor, del Diario de Avisos, M Cinta Montagut reseña mi poemario No estoy limpia.  Lo más emocionante de esta crítica es que lo que ella ha percibido se parece bastante a lo que yo he querido contar.

viernes, 19 de agosto de 2011

EmPAPAda de irrealidad


Me doy de bofetadas delante del espejo, siento el dolor, mis carrillos se enrojecen, entonces me convenzo: no estoy dormida.
En los últimos días, sin embargo, todo a mi alrededor tiene color de pesadilla. Un entorno irreal y abrumador, que me daría risa si no me diese miedo.
Dice la radio esta mañana que están cortados todos los accesos a Cibeles, que se está celebrando un viacrucis, que han colocado por las calles las mejores imágenes de la Semana Santa de Andalucía.
Me levanto y doy vueltas por la casa y no sé si salir o meterme debajo de la cama.
Me recuerdo en el Metro, asfixiada. El vaho de los cristales lleva el nombre del Papa. Me rodean y me gritan su nombre como si me quisieran sepultar bajo sus cuatro sílabas, otro mal sueño. No puedo respirar, me ahogo; esta vez me pellizco y también me hago daño, así que sigo sin estar dormida.
Veo policías, me apuntan, a ellos no. No puedo pasar por esa calle. No puedo pasar porque soy de los laicos, me dice el policía, y me lo dice en serio con un lanzador de pelotas de goma cruzando su pechera.
Leo cosas ridículas, como bromas pesadas, en todos los periódicos.
En mi trabajo también me dan hostias benditas. Están a punto de noquearme.
Salgo a las tres de la tarde. El sol me deslumbra y sigo caminando como un zombie. Paso por la terraza de un bar en el que hasta hace poco servían cañas y jalapeños. En la pizarra del menú, Benedicto me mira con los brazos abiertos bajo un cartel de "Bienvenidos". No sé si me lo ofrecen como plato del día.
Me estoy riendo, creo, porque se me ha olvidado cómo salir corriendo de una pesadilla de la que es imposible despertar.