Foto de Ángel Muñoz

martes, 29 de enero de 2008

Los que bailan al sol




El jueves, 31 de enero, que ahora que me acuerdo es el cumple de mi tía favorita, iré con mi Círculo de Newton en la boca al Centro de Poesía José Hierro a leer unos cuantos poemitas dentro del ciclo Panorama Literario. Por si alguien quiere acercarse, el Centro está en la calle José Hierro, 7, en Getafe, Metro Conservatorio. Será a las 20:00 horas y me apetece mucho dar un repasito al libro bien acompañada. Leer cosas como este poema que, por cierto, comparte título con el blog.

Nada tiene valor y significado absoluto más que la vida; todo el resto, el pensamiento, la poesía, el saber, sólo valen en la medida en que de algún modo se refieran a la vida, procedan de ella y tengan intención de retornar a ella.(Fichte)

De cerca nadie es normal
No pienso quedarme dormida sin ventilación.
Me tanteo porque soy un proceso.
Me mido por estrofas sin rima.
Me azuzo de versos esenciales.
Retorno a la génesis con toda la intención,
con un apetito exagerado.
Absolutamente viva.
Se me nota en el pulso.


Llegan también más autores que bailan al mismo sol

Inés Matute viene por fin a Madrid el viernes, día 1, y presentará su novela Autorretrato con isla en la Casa del Libro de Fuencarral, a las 20:00 h.

Al día siguiente, o sea, el sábado, se aparecen por estos lares mi queridísimo uve, Vicente Muñoz, con El merodeador -su íntima y brillante última novela- y Patxi Irurzun, al que ya tengo ganas de echar el ojo, con La polla más grande del mundo (no es por esto que quiero conocerle, eh?) y otros 69 cuentos. Esta vez nos veremos a las 19:30 h. en Traficantes de Sueños, calle Embajadores, 35, en Lavapiés. Además estará Lucas con su removedor didgeridoo.

Tengo muchas ganas de ver a toda esta panda y, sobre todo, de escuchar lo que tienen que decir.

Quienes se apunten a la ruta gozarán de estimulantes momentos de felicidad.

lunes, 28 de enero de 2008

Mi casa en Bajamar

Mientras el mar alcanza el cristal de tu ventana te confieso buena parte de mis temores. Me cuesta, me cuesta sacar las palabras, buscar la precisión de lo que te quiero contar. Y a medida que, con tu impulso, me oigo hablar y escucho tus respuestas, nos vamos arrimando. Me dices que tengo derecho a entrar en todo y, aunque yo no lo crea, te lo agradezco.
Nos casamos en la fila de los Renoir el viernes por la tarde. Mezclamos nombres y direcciones para hacernos la tarjeta de socios "compartida" y con mi voz más madrileña pido que nos devuelvan los dos euros que ahora nos corresponden de descuento. Sé que tú no lo harías pero así son las cosas en la península, amiguito. Tómatelo como un regalo de boda.
Me acomodo en esta casa náutica donde algunas cosas se van haciendo costumbre: el desayuno en la terraza mientras las olas untan su espuma en la tostada; remolonear hasta las tantas con un libro que a ratos se nos cae de la cama; mirar el mapa con la cabeza en la almohada, señalando de lejos adónde iremos, aquí, allí, a todas partes; la peli en el sofa, ¿estás dormida?, no, no, esto... bueno he cerrado un momentín los ojos...
El sábado conseguimos salir al día enorme y azul. Paseamos desde el faro hasta el punto final. Me gusta mirarte con el agua de fondo. Ahora las olas vienen hacia nosotros y el viento se empeña en arrastrar su cresta en dirección contraria. En esa mínima cortina de gotitas se aprecian todos los colores.
Pienso entonces, aunque te lo digo más tarde, que mi piel reseca, que se perdía en escamas estos días atrás era una especie de metáfora epidérmica. Mira que puedo ser pedante, claro, te ríes, pero sí que era eso, era irme mudando como hacen las serpientes.

Cuando nos cogemos de la mano noto entre nuestras palmas la consistencia un mundo entero.

lunes, 21 de enero de 2008

Como un comienzo





Las ramblas me ayudaron a hacer el camino que busca las respuestas correctas. Caminé, caminé, caminé. Tanto que tuve que parar en una zapatería y comprarme unas deportivas porque con los tacones no daba para más... Es tan difícil no meterse en los baches, no sacar notas falsas de la música propia.







Bajé hasta la Barceloneta. Hacía una tarde espléndida. La playa estaba llena de escenas para mi cámara, para mi vida. Escenas por las que ya he pasado, momentos en los que me encuentro ahora, cosas que nunca tendré... Me senté un buen rato allí, a mirar a través de las puntas de mis pies lo que pasa en la vida.







Un par de días de peeling mental. De caminar pensando y pensar caminando, de darme gustos y disgustos, que tampoco estoy tan encantada de haberme conocido, que también me enfangué en algunas cosas y hay que verlo de frente para que el resultado te permita avanzar. Si es que descubres a dónde te diriges.







Me perdí un buen rato entre las cerezas enormes y maduras de la Boquería -las cerezas estallan en la boca y se hacen reflejos dulces y rojos, sangre exquisita-, recorrí una a una las calles del Born, dormí en un hotel de lujo y brindé con cava por mí y mis circunstancias.





He vuelto con más ganas de comerme el mundo.

Quizá no todo, quizá sólo algunos bocaítos sabrosos.
La vida, sin embargo, continúa sirviéndome todo tipo de frutas.

lunes, 14 de enero de 2008

El ojo de Inma, la mirada de Inés



Ya tenemos en el cyberespacio el número 92 de la revista de literatua y creación contemporánea Espacio Luke, que dirige mi querida Inés Matute.

Ha habido cambios en el diseño y ha quedado muy chulo, además cuenta con colaboraciones de lujo. Echadle un vistazo, os gustará.

Inés ha tenido también la generosidad de incluir un poema mío en este número dedicado a Erotismo y Cultura. Y lo ha ilustrado con esta foto. Aunque ella me conoce, dice que este ojo es la imagen que tiene de mí. Me hace gracia. Me gusta.

Inés viene a Madrid a primeros de febrero, aprovechará para presentar su novela Autorretrato con isla. Ya diremos dónde y cuando. Mientras tanto, nos quedamos con su revista virtual, sugerente y cálida, como ella misma.

domingo, 13 de enero de 2008

Desnuda, entera, viva

Cabe insistir en la búsqueda
de las manos más propias,
de la sonrisa que no venga dictada,
de la forma concreta de los deseos.

Merece la pena trabajar,
concentrarse en el despeje de las incógnitas,
limpiarse.

Buscar ahí,
escarbar,
arrancarse las pieles que queden superpuestas.

Contemplarse,
verse,
reconocerse.

Vale la pena cada quejido,
cada dolor de extirparse las vendas
que nos han convertido en lo que ya no somos.

Lo voy a hacer
(para que yo),
para que tú
puedas mirarme
desnuda,
entera,
viva.

jueves, 10 de enero de 2008

Dolor, viaje, caída, volición

Hace más de cuarenta horas que me duele la cabeza. Me duele sin parar. Está el dolor como un gran punto negro situado unas veces en medio de la frente, otras veces en la sien izquierda, baja hasta las muelas y retorna, bascula y me deshace.
Duele.
Tomó café solo, se entreabren los ojos. Me llaman algunas personas por teléfono. Hablo con voz de desdoblada.
Tengo intereses limitados por las cosas lógicas debido a la falta de concentración. Me gusta, sin embargo, recorrer otros hilos conductores aletargados, insignificantes, rellenos de una vida de incógnitas doloridas. Este viaje es fruto de la hipersensibilidad de mi sistema nervioso, que está haciendo chispas y me lleva hasta espacios insólitos. Un proceso de malas digestiones por diálogos con madre ansiosa, con hija de hormonas al límite de su resistencia..., y mientras yo, en el medio de algo redondo, comprendo sólo el interior físico de las palabras, las abro como un huevo, metiendo el dedo en lo blandito y sacándolo cuando siento el mordisco.

Leí ayer este poema que ha colgado David en su blog, este poema de C.K. Williams y lo entendí como si entre sus líneas se descolgasen verdaderos abismos, un verso, una caída, un verso, una caída.

Un impulso, un capricho, sin haberlo pensado antes, casi tampoco
en el momento de hacerlo…
No, más que un impulso, un capricho, la chica sabe bien lo que está haciendo,
la chica lo hace con sentido, quiere decir algo,


(caída)

no se siente ella, no es la persona que es realmente, y el motivo,
se da cuenta de repente,
es que todo está demasiado premeditado en su mundo, demasiado trazado previamente, demasiado planificado,apenas hay personas auténticas ahí donde está,
o si las hay, no es su caso, no del todo, un ser suplantado, que vive su propia vida, aparentemente

(larga caída)

El impulso del salto, sin pensar, decir ahora, romper, caer. Mi vida. Tanto tiempo sentada en el borde de cualquier cosa y, de repente, querer decir algo y, sin pensarlo, saltar.

Y la chica recuerda, en ese instante infinito que le devuelve tantos otros instantes,
el dolor que sintió una vez, sin apenas ser consciente de ello, sólo por habitarse a sí misma.

Veo las cosas ciertamente desenfocadas, todo da menos miedo así, con los párpados caídos, atisbando a través de las pestañas, con la difusa luz de la jaqueca y las drogas inútiles.

Sí, la chica se tira, una caída absurda, baja a la tierra con el impulso de atraer
hacia sí todo ese tipo de caídas,
debe entender que es absurdo,
aunque la chica cayendo no sea mi yo, o aunque lo sea,
pero un yo que atraigo en mi propia volición hacia mí mismo(a).


Podría tirarme, podría saltar ahora.

martes, 8 de enero de 2008

Crónicas afectivas

A partir de mañana, y durante todo el mes de enero, en el Café La Invierna expondré las fotos del proyecto "Palestina y Nicaragua, crónicas afectivas". Esta vez, por las dimensiones del local, no podré colgar los textos, así que he hecho unos cuadernillos para que se puedan leer allí.
Son fotos que hice a finales del 2006 en esos dos países; fotos y palabras que hablan de sufrimiento en dos lugares alejados, en dos lugares muy diferentes en los que me encontré con personas que quieren contar lo que les está pasando. Esta es sólo una forma de hacerlo.

sábado, 5 de enero de 2008

Temo parir un pez naranja


Me pongo macarra en los sueños.
Insulto y grito.
Luego,
despierta,
pienso que a veces resulto demasiado complaciente,
una buena niña.
Otros ratos parezco
un gato recién escaldado.
Temo parir un pez naranja
sin darme cuenta,
que se me escurra entre los muslos
y muera boqueando mientras duermo.
No voy a tener más hijos
los dos que tengo ya llevan piercings
y yo estoy muy cansanda para más pujos.
El tiempo está torcido,
hay que clavar los marcos de algunas ventanas
para que no se inunde el cuarto
lleno de cachos de seres amados
haciéndome caricias,
que no salgan flotando inertes o se ahoguen los besos.
Tal vez
no siempre
todo va bien.
Tal vez
no es tan necesario.
Hay ciertos miembros sangrantes,
asuntos sin sellar que piden remate a gritos
-sutura o cauterización-,
tendré que hacer algo al respecto
en cuanto tenga ánimos.
Mientras tanto, escupo,
sin querer,
sin pensar,
salpico,
lo pongo todo perdido.

viernes, 4 de enero de 2008

Si estás en Madrid...


Esta noche actúa mi Jesús Márquez, en la sala Zanzíbar, que está en la calle Regueros, 9. La cita es a las 21:30 h.

Jesús es amigo del alma pero también es todo un artista.

En Madrid hace mucho frío hoy pero seguro que si vas a escuchar su música se te calienta el corazón.

miércoles, 2 de enero de 2008

Lo hermoso y lo patético (y IV)

La noche aquella en la que entré en el bar del fondo del mar miraba sin ver, desde aquel ángulo del observador extraño que se asoma detrás de la cortina, o desde arriba.
Lo patético provoca cierta melancolía pero te arropa con un aire de suficiencia, como si una fuese capaz de escapar de todo aquello.
Luis me dijo esa noche, mira bien, esto es la vida, aprende a observar sin displicencia.

No es fácil distinguir lo hermoso de lo patético.