Foto de Ángel Muñoz

lunes, 28 de enero de 2008

Mi casa en Bajamar

Mientras el mar alcanza el cristal de tu ventana te confieso buena parte de mis temores. Me cuesta, me cuesta sacar las palabras, buscar la precisión de lo que te quiero contar. Y a medida que, con tu impulso, me oigo hablar y escucho tus respuestas, nos vamos arrimando. Me dices que tengo derecho a entrar en todo y, aunque yo no lo crea, te lo agradezco.
Nos casamos en la fila de los Renoir el viernes por la tarde. Mezclamos nombres y direcciones para hacernos la tarjeta de socios "compartida" y con mi voz más madrileña pido que nos devuelvan los dos euros que ahora nos corresponden de descuento. Sé que tú no lo harías pero así son las cosas en la península, amiguito. Tómatelo como un regalo de boda.
Me acomodo en esta casa náutica donde algunas cosas se van haciendo costumbre: el desayuno en la terraza mientras las olas untan su espuma en la tostada; remolonear hasta las tantas con un libro que a ratos se nos cae de la cama; mirar el mapa con la cabeza en la almohada, señalando de lejos adónde iremos, aquí, allí, a todas partes; la peli en el sofa, ¿estás dormida?, no, no, esto... bueno he cerrado un momentín los ojos...
El sábado conseguimos salir al día enorme y azul. Paseamos desde el faro hasta el punto final. Me gusta mirarte con el agua de fondo. Ahora las olas vienen hacia nosotros y el viento se empeña en arrastrar su cresta en dirección contraria. En esa mínima cortina de gotitas se aprecian todos los colores.
Pienso entonces, aunque te lo digo más tarde, que mi piel reseca, que se perdía en escamas estos días atrás era una especie de metáfora epidérmica. Mira que puedo ser pedante, claro, te ríes, pero sí que era eso, era irme mudando como hacen las serpientes.

Cuando nos cogemos de la mano noto entre nuestras palmas la consistencia un mundo entero.

5 comentarios:

Brisuón Çafrén dijo...

Alcanzar un faro siempre ha sido una de mis máximas de libertad.

Estupendo desayuno.

Anónimo dijo...

Preciosísimo.
Absolutamente preciosísimo.

Inma Luna dijo...

Gracias por compartirlo Brisu.
Glauka, un placer encontrarte, más gracias.
Besitos.

Anónimo dijo...

toc toc!
Es muy bonito, pero cuando no es auténtico, es más auténtico.

D.P

libertad dijo...

Ay Dios. Y ese final. Contar las cosas así, con esa naturalidad y profundidad al mismo tiempo no es una de las cosas más dulces a las que puede aspirar un ser humano?

Hoy te leo, y te releo. Qué te voy a decir.

Otro beso