Foto de Ángel Muñoz

martes, 25 de noviembre de 2008

Guadalajara en un llano






Ándele!!! Mañana salimos rumbo a la FIL.

Éstas son las presentaciones previstas dentro de la feria. Fuera de ella, sin duda, habrá mucho más y advierto que voy con ganas.

Domingo, 30 de noviembre, 17:00h.: José Manuel Hernández, Dante Medina, Inma Luna y Uberto Stabile: Presentación "Novedades" Baile del Sol. Salón Antonio Alatorre.

Miércoles, 3 de diciembre, 18:00h.: José Manuel Hernández, Abril Medina e Inma Luna: "Acercando orillas" Baile del Sol. Salón Antonio Alatorre.






lunes, 24 de noviembre de 2008

sábado, 22 de noviembre de 2008

El sabor del viaje

Mercado de Liubliana





“El gusto, tal como la naturaleza nos lo ha dado, es el sentido que nos procura el mayor de los placeres” Brillat-Savarin

Esta cita, que también aparece en el último relato de mi libro, me viene al pelo para hacer un suculento recorrido por lo que ha dado de sí nuestro último periplo mediterráneo: Barcelona, Venecia, Liubliana, Zagreb, Zadar, Trieste, Venecia.
Empezamos en Barcelona. Comimos en el barrio de Sants, muy cerca de la estación en un restaurante tradicional que se llama La Masía del Rocxi. Lástima que ese día estuviera un poco resacosa porque la propuesta era exquisita. Tomamos de primer plato una cazuela de mejillones, gambas y caracolas a la marinera. Después, cigalas a la plancha y un arroz de pato, setas y caracoles con un sabor contundente y sabrosísimo. Lo malo, ya digo, que mi estómago no se encontrara en su momento más receptivo.
La siguiente parada digna de reseña gastronómica fue en Venecia, bueno en los alrededores, concretamente en Favaro Veneto. Allí, en la vía Triestina, se encuentra la pizzería Da Piero, un lugar en el que no encontraréis ni un sólo turista y sí muchas fotos familiares del tal Piero que, además, estaba por allí sentado, vigilando el negocio. Pedimos una ensalada de frutos del mar, con un poquito de brandada de bacalao, algunos mariscos y mejillones, correcta aunque sin sabores que apasionaran. De segundo, escalopines al limón, también buenos aunque no sublimes. De postre pedí un tiramisú y estaba muy rico de sabor aunque el color era extrañamente amarillo. Me gustó más el lugar, por lo auténtico, que la comida pero aún así creo que merece una visita.
El restaurante en el que cenamos en Liubliana estaba junto al río pero no recuerdo su nombre. Destacaría una rica sopa de ajo, con queso, servida dentro de un panecillo vaciado (ya había probado algo parecido en Praga). Exquisito sabor y deliciosa textura, con las tiritas de miga que va desprendiendo el raspar de la cuchara, hummmm. Muy, muy buena. De los segundos platos, poca cosa que decir, así que pasamos al postre que era un strudel de manzana con queso ricota para morir del gusto y otro dulce típico del que no recuerdo el nombre y que era también similar al strudel pero con semillas de amapola, también bueno pero no tanto como el primero.
De Zagreb recuerdo, por un lado, el burek de queso (recomendado por mi querida Inés Matute)que se puede tomar en el mercado y que levanta a los muertos, eso sí, si os coméis uno entero, acompañado de yogur bebido, no probaréis nada más al menos en 24 horas, estupendo revitalizante para después de una noche de juerga.

Aparte de eso, Roman nos llevó al restaurante Korcula, en el centro de Zagreb. Allí tomé la mejor sopa de pescado que he probado en la vida, transparente y sustanciosa como ninguna, un lujo. Después, pulpo asado, también espectacular, y dos tipos de arroz, uno meloso y otro negro, que fueron el acompañamiento perfecto de un pescado a la plancha que sabía a vivo.

En Zadar probamos un guiso típico de carne rellena de jamón con una salsa muy parecida a la del rabo de toro, saborcito a clavo y ñoquis de guarnición.

Salto culinario hasta Trieste. Muy bien asesorados por la recepcionista del hotel Gran Duche D'Aosta llegamos hasta la Tratoría Antica Ghiaccereta, un local de diseño, aunque tiene raíces antiguas, que ha reinventado con rotundo éxito la dieta mediterránea. Sopa de queso con pulpo, delicada y gustosa; ensalada de crustaceos, de diez, con un paté de nécora absolutamente sublime y una fritura de pescadito del Adriático con un enharinado finísimo y crujiente entre hojitas de salvia fritas..., uf! El postre, sin embargo, algo decepcionante, una creme brullé de la que se salvaba el caramelo porque la textura más que de creme era de flan. De cualquier forma, lugar más que recomendable.

Antica Ghiacceretta



Otra sorpresa maravillosa nos deparaba Vencecia en la segunda visita. Callejeando en busca de algún lugar fuera de los paseos marcados para turistas, recalamos en un pequeño restaurante, la Osteria Giorgione, que resultó todo un paraíso. Era un local pequeño y acogedor, clientes habituales que saludaban a los camareros y una sola mesita sin reservar. Estábamos de suerte. De nuevo comenzamos con los frutos del mar, esta vez mucho más selectos que en Da Piero, la brandada más delicada, los mariscos más frescos y más sabrosos. De segundo, parrillada del Adriático y escalopini, no se les puede poner ni un pero a ninguno de los dos platos, absolutamente perfectos. Pedí un Tocai de la región de Giulia por la que habíamos pasado en coche y de la que me habían sorprendido los viñedos en una región veteada de riachuelos. El vino también resultó exquisito y menos afrutado de lo que había supuesto.

De Venecia recuerdo además un helado de mascarpone cremoso y con el punto justo de dulzor para no resultar empalagoso que compramos en una heladería de la calle de los colores.

Y para despedirnos, un desayuno en una pequeña cafetería en la que acababan de preparar el dolce de la casa, una suerte de milhoja bizcochada con una crema de increíble delicadeza y rodajas frescas de melón..., placer, placer, placer... y con esos espumosos y avainillados capuchinos!!!!

Dolce da casa en Venezia

En fin, estaréis de acuerdo conmigo en que es el gusto el más generoso de los sentidos. O no?

martes, 18 de noviembre de 2008

El secreto de Alejandro



Alejandro Palomas acaba de quedar finalista del Premio de Novela Ciudad de Torrevieja con El secreto de los Hoffman. Me lo contó el otro día, cuando me hizo el honor de presentar mi librito en la librería Proleg, de Barcelona. Desde la semana pasada lo he visto por todos los escaparates y me alegro un montón. Estuvimos charlando un rato, con él todo parece fácil, me hizo algunas recomendaciones para avanzar en mi novela y las pienso seguir tan al pie de la letra como me permita mi desobediente espíritu fabulador.

Las novelas de Alejandro dan libertad a sus personajes, los dejan explicarse, avanzar, mostrarse en sus palabras... Y ya estoy deseando hincar el diente a su secreto.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Gracias por el dulce sabor de los ajos

Lo más importante que tengo que decir sobre la tarde de ayer es esto:


GRACIAS.



Me hizo feliz encontrarme con todos los que me acompañaron en FNAC en la presentación del libro. Me hicieron sentirme a gusto, abrazada.



A pesar de las ausencias, las presencias me dieron calorcito.







Yolanda Pérez Herreras me acompañó en la mesa. Dijo hermosas palabras sobre las sensaciones que le había transmitido mi libro. Tenía escrita una presentación incluso antes de que yo le pidiera que estuviera a mi lado, así que leyó esas primeras impresiones y logró emocionarme.







En tu boca y en la mía era el título de su acción poética. Llevó un gran chupachup, lo metió en una bolsa y lo hizo trizas al ritmo de los títulos de mis cuentos...





... Luego lo repartió, endulzando de caramelo machacado a todos los presentes.

Fue algo delicioso.




Luis Ramiro, otro que tal canta, otro generoso, fue alternado sus sentidas canciones con mi voz de cuentista...
















Se vendieron todos los libros. Pablo me prometió que el lunes habrá más. Que Las mujeres no tienen que machacar con ajos su corazón en el mortero será el best seller de estas navidades.
Es para estar agradecida, no?
Es para saltar de alegría.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Hoy, en Malasaña, abrimos la caja




La poesía insumisa de 'las Pandoras' se cita en el Bukowski Club de Malasaña

Las escritoras Roxana Popelka, Inma Luna, Mada Alderete y Déborah Vukusic celebran un encuentro con la poeta canaria Ángela Ramos.

Cuatro de las escritoras reunidas en la antología 23 Pandoras que prepara la editorial tinerfeña Baile del Sol sobre nueva poesía alternativa española, Roxana Popelka, Inma Luna, Mada Alderete y Déborah Vukusic, celebrarán un encuentro poético en el Bukowski Club de Malasaña (21.00 horas). Junto a ellas participarán Ángel Petisme, Lucas Rodríguez, Matías Escalera y la escritora grancanaria Ángela Ramos. El acto forma parte del proyecto de promoción de la literatura canaria Acercando Orillas. Literatura sin fronteras desarrollado por Baile del Sol en colaboración con el Gobierno de Canarias. La iniciativa está dirigida a promover y difundir en el exterior la literatura hecha en las Islas y a facilitar el encuentro de escritores canarios con sus iguales fuera del Archipiélago.


martes, 11 de noviembre de 2008

El pulpo de Will

Se me van acumulando las historias, aún tengo mucho que contaros del viaje por el Este, de la presentación en Barcelona, todo lo de Huelva..., pero mientras, anoche, en el Instituto de Cultura de México, tuve la oportunidad de presentar Pulpo en su tinta y otras formas de morir, de mi amigo Will Rodríguez. Un librito delicioso. Esto es lo que conté y por lo que os tienen que entrar ganas de leerlo:




Conocí a Will Rodríguez en el DF y enseguida noté que de sus manos brotaba tinta, tinta de pluma y tinta de pulpo. De esta manera, leer sus cuentos sólo supuso la constatación de esta apariencia. Will vive como escribe y esto, aunque parezca una obviedad, no está al alcance de cualquiera. Esta coherencia, que tanto me interesa de los escritores, habla de la honestidad de su obra literaria así que, a un tiempo, habla de su propia honestidad.

En este recetario de vida y muerte que es Pulpo en su tinta, Will Rodríguez desgrana, como quien no quiere la cosa, retazos de carne viva. Eso es lo que nos llega, lo que con tanta certeza nos salpica, la osadía de sus personajes, la grandeza de las historias más pequeñas. Precisamente algunos de estos cuentos, los más breves, pequeñas píldoras poéticas, tienen el contundente efecto de un mazazo en la nuca y te hacen cómplice de sus protagonistas: de esa cebolla que muere con la dignidad en todo lo alto, de ese inmueble –uno de mis cuentos favoritos- que en el espacio de un anuncio por palabras, encierra la felicidad y la tragedia de una familia y de sus circunstancias…

Es Will, además, un escritor generoso con sus personajes, deja que ellos decidan cómo quieren vivir, cómo quieren morir, deja entrar a los muertos (como Juan Rulfo) por la casa, con idéntica naturalidad; permite el desarrollo de todas las pasiones en cualquier escenario, no juzga, no les estrecha miras, consiente los errores apartándose a un lado para dejar pasar a las historias.

Sin embargo, no dejo de notar su mirada bromista y socarrona sobre lo que sucede, sobre la trascendencia de las cosas menudas y la simplicidad de lo que se supone relevante. Ahí está él para advertir a los lectores de la perversidad que pueden encerrar las imágenes de colores más limpios y darnos la oportunidad de comprender, con máxima ternura, a bichos raros y perros con dos cabezas.

El lenguaje empleado en los relatos se aleja de cualquier impostura y nos permite pasearnos con comodidad por lo contado, otro matiz digno de agradecer y que además dota a los textos de una absoluta efectividad, sin dobleces y sin interferencias.



Pulpo en su tinta y otras formas de morir posee la capacidad de mezclar ingredientes rotundos que, lejos de abrumarnos el olfato o el paladar, consiguen estimular nuestro apetito y nos hacen pedir una nueva ración de esos platillos

Will me dijo una noche que no le importaría morir joven, ser un bello cadáver. Paradójicamente, en esa disposición descubro su absoluta y valiente entrega vital, entendiendo la muerte no como pérdida sino como el resultado categórico, e incluso venturoso, de haber vivido.

Degustemos entonces lo que cocina Will Rodríguez sin miedo a resultar envenenados a pesar de los polvillos de arsénico que condimentan varias de sus recetas, vivamos sin miedo nos pide el autor, vivamos hasta el último aliento, pero vivamos del todo.








En la presentación, me acompañaban Óscar Esquivias y Uberto Stabile, ya con un pie en Brasil. También tuve la suerte de encontrarme allí con Alberto Pérez que canturreó un ratito como sólo él sabe hacerlo, con la orquesta simpática de su propia voz. Marta Tucha, un encanto de artista, me ha enviado estas fotos.





Con Uberto y Will











Will firmando

Riéndonos, animados por Alberto Pérez


Unas cañitas después en La Dolores, qué mejor!!!

El jueves en Malasaña




lunes, 10 de noviembre de 2008

Os quiero a todos allí

El viernes, 14 de noviembre, a las 19:00 h., presento en FNAC
Parquesur (Leganés) mi libro de relatos Las mujeres no tienen
que machacar con ajos su corazón en el mortero.
Me acompañarán
la performer
Yolanda Pérez Herreras
y el cantautor
Luis Ramiro.
Me encantaría verte por allí
Así lo anuncian en su agenda:
"Como un guiso literario que encierra estupendos bocados, así nos presenta Inma Luna su primer libro de relatos. Diecisiete piezas que suponen ante todo un ejercicio de vida, una batahola de voces orquestadas bajo la de la autora. Al igual que en sus dos poemarios anteriores, "Nada para cenar" y "El círculo de Newton", en "Las mujeres no tienen que machacar con ajos su corazón en el mortero", uno se sorprende viendo la vida cotidiana a través de unos ojos - los de la autora - que se saben superdotados. Y es esta singularidad a la hora de narrar aquello que nunca vemos lo que hacen a Inma Luna poseedora de una voz para contar especial, y a su último libro en excelente recetario de pura vida".

viernes, 7 de noviembre de 2008

Vino, jamón y cuentos



Sábado, 8 noviembre, 20:00h. Cata de libros, vino y jamón: Las mujeres no tienen que machacar con ajos su corazón en el mortero, Inma Luna.
Salón del libro Iberoamericano de Huelva. Casa Colón.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Croacia, entre bombones y marrones

La mañana del 28 de octubre escribí un brevísimo post desde Liubliana. Quiero que lo echéis un rápido vistazo antes de proseguir con esta historia.
Ya? Bien. Comienzo desde ahí, aunque volveré atrás en algún momento, pasaron cosas antes y tengo que contarlas.
Salimos de Liubliana en dirección a Zagreb por caminos de bosques dorados, rojos, ocres y con todos los matices del verde. La ciudad nos recibió soleada tras raros edificios. Encontramos el hotel a la primera, junto a la estación del tren. En recepción, junto a la llave, las invitaciones a la cena del embajador, je, doña Inma Luna ponía en mi sobre.
Roman, Ana y Manuel nos esperaban en la plaza de las Flores, así que nos fuimos hasta allí y comimos con ellos y con Goga, encantadora croata isleña digna de una reseña particular. Nos ventilamos entre todos una estupenda parrillada de carne con vino tinto de la región escogido por Roman con buen gusto, un vinito rasposo y espeso que sabía como olía.
A las 8 teníamos que estar en la residencia del embajador y me acordé de pronto de que no tenía medias para el vestido que pensaba ponerme. Por el camino, Anita y yo entramos en una mercería y compré unas, negras y opacas, por 20 kunas. Llegamos al hotel, me ducho y me voy a vestir, saco el vestido negro y las medias… ¿marrones?, marrones!!, MARRONES!!! En efecto, por más que las mirase buscando su negrura, las medias se volvían cada vez más marrones. Menudo panorama. En fin, escojo otro vestido, bueno, el otro vestido, lleno de colorines, así el marrón pasará inadvertido, digo yo.
Nos apretamos en un taxi Ana, Manuel, mi Tito y yo, listos para el evento. En fin, o sea, ya os podéis figurar que no cenamos cada día con un embajador y su señora.
Al llegar, cada uno se lo monta como puede, con lo del protocolo quiero decir. El embajador, que es andaluz y se llama Manuel, nos recibe en la sala y nos invita a sentarnos. Nadie sabe muy bien si ha de hacerlo en el sofá o en las sillas. Al poco aparece su mujer, tomamos un aperitivo. Luego, en la cena –con un menú, diríamos, años 90-, el embajador nos pregunta por las características de nuestra poesía, glups! Algo así como intimista me escucho responder y hundo la cabeza en el pastel de verdura. Luego me sirvo la ensalada en el plato de la carne sin darme cuenta de que hay un plato aparte para ello. Ana ha hecho lo mismo, nos miramos los platos y nos alegramos mutuamente de la torpeza ajena porque así somos dos las poetas paletas.
Pasamos al café. Seguimos hablando de esto y de lo otro y entra por la puerta alguien que trae una bandeja… con FERRERO ROCHÉ. No sé qué pensar pero el embajador me saca inmediatamente de dudas:
- Hale, Inma, cómete un Ferrero Roché para que mañana puedas poner en tu blog que SÍ, que había Ferrero Roché.

Me lo dice mi madre, que soy una bocazas, me lo dice siempre, pero yo no escarmiento.

En fin, fue divertido, nos reímos un rato a costa de los blogs y los bombones, cuyo color hacía juego, por cierto, con mis medias, esas que me permiten meter tan bien la pata.

Además de la cena y del humor, tenemos que agradecer al embajador y a Mª Ángeles que acudiesen a la lectura que dos días después, Ana y yo, hicimos en la Universidad de Zagreb.

Foto de la lectura en el Aula Cervantes de la Universidad de Zagreb

martes, 4 de noviembre de 2008

Las mujeres no machacables

Las mujeres no machacables, en los relatos de Inma Luna

Publicado el Miércoles 29 de octubre de 2008, a las 11:26

Las mujeres no tienen que machacar con ajos su corazón en el mortero

Julio Castro - laRepúblicaCultural.es
A veces, pequeñas muestras literarias que pueden pasar algo inadvertidas, tienen un significado mucho mayor que el efecto de su éxito comercial. Este me parece que es el caso del libro de relatos que bajo un título tan sorprendente como sugerente, ha escrito Inma Luna y que publica la editorial Baile del Sol.
Tras un título tan sorprendente y llamativo como el de Las mujeres no tienen que machacar con ajos su corazón en el mortero, se encuentra un texto con diferentes piezas que, tomadas de una en una tienen su punto de divertimento y de punto de reseña para muy diversas cuestiones vinculadas a las mujeres, escritas desde el punto de vista de las mujeres. No obstante, la lectura ofrece diversos puntos de mira para el lector o la lectora, ya que puede entenderse como la visión que ofrece una mujer sobre las mujeres, o la visión que el género masculino debe captar de la visión femenina sobre sí misma. Queda a quien lo lea la opción de formular su propuesta.
En su conjunto pueden ofrecer un buen perfil interior, que no tiene por qué aplicarse a la autora y su visión es más ageneracional que otra cosa, ya que alcanza una comprensión (y una identificación de situaciones y modos de sentirse, por parte de las mujeres) independiente de la edad. No ocurre igual con el sexo, ya que el simple hecho del título provoca complicidad si son ellas quienes lo ven, en tanto que extrañeza si se trata de ellos.
Pasan las narraciones por muy diversos estadios de sensación y sentimiento, como dispersos son los hechos que se narran, pero (sargantanas aparte) es posible establecer finalmente un hilo argumental entre relatos, que desde el choque frontal de los primeros relatos y la leve desazón de algunos otros, acabará con un sabor que es un buen sabor de boca: el que deja el libro en general y el último relato en particular. Entre medias habla de vidas en común y rupturas en común, con historias que pueden parecer, en ocasiones, algo surrealistas pero que, si se lee detrás del papel, ofrecen un paisaje mucho más real de lo que puede pensarse.
Los contenidos del libro suponen una buena ocasión para acercarse ellos (incluso) a los mundos de las mujeres, pero también en el caso de ellas, para comprender que no son ni incomprendidas ni incomprensibles: desde mi punto de vista, tan solo un poquito difíciles ¿no?