Foto de Ángel Muñoz

sábado, 31 de enero de 2009

Viento y marea? Gastropost (y segunda parte)



El sábado amaneció abierto al paseo. Caían algunas gotas y rayos de sol sobre la ría. Llegamos hasta el islote verde y respiramos aire de algas y conchas vaciadas, restos de mar.


Teníamos previsto tomar algo ligero para cenar con más detenimiento pero entramos en el lugar equivocado.

El restaurante, en la misma ribera de la ría, se llamaba Posta do sol y la dueña nos recibió acomodándonos frente a la chimenea. A partir de ahí, nuestras almas sensibles y hedonistas no se pudieron resistir y..., nos entregamos.

Empezamos por una ración de camarones, rojos y frescos, que chupamos hasta dejarlos sin color. Después una docena de ostras que no se pueden comparar con nada así que haced uso de la imaginación. Y, por fin, una centolla que pesaba casi dos kilos y que nos llevó al éxtasis. Ese sabor es definitivamente inmenso.

La señora nos contó que había comprado poco marisco porque no había mucha clientela en esos días, que compraba un par de centollas, las cocía y que ésta aún estaba algo templada. Si se acababan iba a por más. Poco pero bueno decía la mujer y yo añadiría que extraodinario, que una magnífica experiencia.
Así que con esa comida, decidimos aplazar la cena y convertirla en comida del domingo. Esa la llevábamos prevista, era en el restaurante Yayo Daporta, que tiene una estrella Michelín.
Pero antes de eso, nos enteramos de otra cosita. Como no recordábamos a qué hora salía el avión para Madrid y en el parador no había internet (?), llamé a mi hermana para que lo mirase en el correo. Mi hermana busca la reserva y me dice: una que hay para el 25 de febrero??? Nooooo, para el 25 de enero!!! Pues noooooo, es para el 25 de febrero. Joder, joder, joder..., ya nos vale. Llamadas al 807, al 80lamadrequelosparió, y nada, que no se pueden cambiar los billetes así que nos tocó comprar otros para la vuelta. En fin..., que todo se puede liar un poco más.
Mientras tanto, mi padre se vuelve a poner pachucho y me avisan de que está otra vez en el hospital (ahora ya se encuentra mucho mejor). Así que, entre unas cosas y otras, la comida en el Yayo Daporta, que tanta ilusión me hacía, fue perdiendo sabor.

Comimos solos y, aunque el menú prometía, no fue de los que te hacen saltar de alegría en la silla (tampoco yo tenía el espíritu gastronómico muy predispuesto, esa es la verdad).

Tienen un menú a la carta que se compone de dos primeros y un segundo por persona, además de postre.
Esto es lo que comimos:

TERRINA DE FOIE-GRAS, QUESO DE ARZÚA Y CALABAZA CARAMELIZADA: Creo que fue lo que más me gustó de toda la comida. Especialmente el que llevaba un ravioli de carne de membrillo relleno de queso crema. Una verdadera delicia, suave y melosa.



POCHAS CON COCOCHAS AL PIL-PIL: Las pochas estaban un pelín duras, correctas las cocochas.

MEJILLONES EN TEMPURA SOBRE CRUJIENTE DE ARROZ Y ALGAS CON ESPUMA DE SU COCCIÓN: Este plato no me gustó mucho. El mejillón en tempura estaba un pelín grasiento de la fritura. Las algas no estaban mal pero al plato, en su conjunto, le faltaba sabor.


OSTRAS SOBRE ROYAL CARAMELIZADA DE COLIFLOR Y MARACUYÁ Y VINAGRETA DE ZANAHORIA: Después de haber probado las ostras del día anterior, está claro que el marisco gana cuanto menos se manipula. En este caso, menos es más.


No recuerdo el nombre del pescado que pedimos de segundo. Estaba muy fresco y era de sabor fino pero gustoso. El crujiente de calamar que lo acompañaba también muy rico.

CANELONES DE PULPO RELLENOS DE SU ARROZ CREMOSO: Pues no estaba mal. Lo que pasa es que el pulpo, al estar preparado en láminas tan finas, pierde un poco la gracia de su textura. Sin embargo el risotto estaba muy bien hecho.


INFUSIÓN DE FRUTOS ROJOS CON HELADO DE QUESO FRESCO: Un buen postre, combinado con helado de queso fresco. Buen gusto de las frutas que no parecían congeladas.

MOUSSE HELADA DE QUESO DE TETILLA, ESPUMA DE MEMBRILLO Y REDUCCIÓN DE PEDRO XIMENEZ: La reducción era de café en esta ocasión. Soy una fan de los postres con queso y éste resultó verdaderamente sublime (algún día tengo que hablar de los postres que prepara Berto en Casa Pepe, en Bajamar).
Después de toda esta ronda de sabores me quedo, sin duda alguna, con el recuerdo de la centolla magnífica que permanece indeleble en mis papilas gustativas.

martes, 27 de enero de 2009

Viento y marea? Allá vamos (primera parte)


Contra viento y marea, ese fue el lema no pronunciado. Teníamos planeado el fin de semana en Galicia hace tiempo. Viernes por la tarde en el aeropuerto. Sí, habíamos leído los periódicos. Sí, conocíamos las previsiones pero..., teníamos el fin de semana planeado y teníamos las ganas. Vale, el avión sale casi puntual. Bien, el viaje es breve, poquito más de una hora. El altavoz informa: dentro de unos minutos tomaremos tierra en el aeropuerto de Vigo, abróchense los cinturones, blablabla... Estupendo, poco más de las cinco de la tarde y ya estábamos llegando. El avión inicia el descenso, el avión se trastabilla, parece que estornuda y zumba!!, sube otra vez muy por encima de las nubes. Se escucha algún gritito sofocado y seguimos tomando altura. El comandante: hemos intentado aterrizar en el aeropuerto de Vigo pero debido a las malas condiciones climatológicas no hemos podido efectuar el aterrizaje, como en Santiago la cosa está poco más o menos (interpretación libre) nos vamos pa Madrí (interpretación aún más libre). Y..., media vuelta para casita. Y ahora qué hacemos??? Adiós percebes??? Ja!

A la llegada a Barajas, Iberia propone un autobús. La cosa es que hasta que salen las maletas, llega el autobús, acomoda a los pasajeros y salimos, el tiempo pasa inmisericorde. La cosa es, además, que tenemos un coche alquilado en Vigo para ir a Cambados y que el aeropuerto de Vigo y la oficina de alquiler cierra a las 11 de la noche y el autobús llegará a Vigo cerca de las 3 de la madrugada. Entonces, adiós percebes??? Ja!

Idea: y si alquilamos el coche en Madrid y nos vamos directamente? Los de Europcar son buenos y nos hacen el change así que... Allá vamos. Además tenemos suerte, no quedan coches de nuestra categoría y nos dan uno mejor. Y menos mal. Las noticias en la radio son cada vez más lúgubres pero, no amigos, no nos arredramos. Vamos derechitos hacia la ciclogénesis explosiva, hacia la tormenta perfecta.

Yo iba pensado, qué impulso nos guía para meternos en la boca del lobo? Por qué ningún miembro de esta pareja tiene la sensatez suficiente para abortar el finde, volver a casita y taparse con la manta en el sofá? Él no tenía tiempo de pensar más que en esquivar las ramas caídas en la carretera, sujetar el volante para que el coche no levantase el vuelo y darle caña al limpia cuando venían torrentes de agua contra nosotros.

Paramos en mitad de alguna parte y cenamos carne y carne en un mesón donde al pedir la cuenta nos apuntaron la cifra en el mantel.

Sobre las 2 de la mañana llegamos a Cambados. El viento se había calmado un poco y había vuelto la luz. Dormimos hasta que se pasó la hora del desayuno. El sábado, nuestro esfuerzo sería compensado. Os lo cuento después.

viernes, 23 de enero de 2009

Pábulo


Es bueno que estés en casa porque puedo reírme a carcajadas sin que parezca que estoy loca, porque me das motivos para bajar desnuda la escalera a cosas tan urgentes como poner la radio, porque podemos abrir vino cada noche y que las copas choquen, porque has aprendido que hay que dormir la siesta, porque friegas los platos y te comes las nueces y los helados caducados, porque abres las ventanas del todo y alucinas con los programas de la tele, porque me quieres llevar al hospital si tengo una jaqueca, porque me muerdes las rodillas y me enredas el pelo y me haces cosquillas en la oreja, porque te gustan los folletos del híper, mis infusiones, el pollo a la cerveza y las pelis sofá por orden alfabético.
Porque me abrigas por la noche, te despiertas conmigo y no tenemos ganas de salir de la cama.

domingo, 18 de enero de 2009

El efecto de las mariposas azules

V-(habeas corpus)
Cuando yo vuelva
construiré una casa con palos recogidos del mar
bañados con las voces de todos los que dijeron algo apasionado
y lanzaron su alegría en forma de ola.
Cuando yo vuelva
escribiré un corazón de agua y deshilaré el fuego de la sangre
para abrazar el nuevo nido donde
con ruidos recogidos de las cuevas
arrullaré en secreto
las alas azules de la vida.




Estando en San Francisco recibí un mail de Adrián Arias.

Adrián me contaba que me seguía por el blog, que sabía que estábamos allí y quería que nos conociésemos. Adrián es peruano y trabaja en el barrio latino de San Francisco, en el Mission Cultural Center. Intentamos encontrarnos allí y también en la librería City Light pero no coincidimos. Mails para acá, mails para allá..., no hubo manera. Sin embargo, a los pocos días de regresar a Madrid, Adrián vino también a presentar el libro del cuerpo en la Alianza Hispánica, en un singular acto que se daba en llamar El ritual de la papa.

Llegué con media hora de antelación para que pudiésemos tomarnos algo pero él había salido justo en el momento en el que yo llegaba.

En fin. Me senté por allí. Conocí a otras personas. Pregunté a todo el mundo si estaba Adirán por allí. Y no.

Empezó el acto: cuatro conferencias sobre la papa. Nunca pensé que un tubérculo diese para tanto pero el público escuchaba con atención a los expertos. La papa parriba, la papa pabajo y yo mirando a mi alrededor a la búsqueda del desconocido Adrián. Cuando por fin llegó salió disparado hacia la mesa y no pude ni hacerle un gesto. Increíble. Tenía que marcharme. Se me había hecho tardísimo y una vez más contacto fallido. Le envié un mail al día siguiente contándole la aventura. Flipó. Sólo le quedaba un día más de estancia en Madrid. Me llamó el 25. Quedamos? El 25? Adrián es Navidad. Como con mi familia, puedes imaginarte. Dónde vives me dice? Le cuento. Uffff. Ya. Pues no sé cómo. Me imagino. Bueno, voy. Vienes? Voy... Llegó. Sí. Llegó, hizo la ruta periférica y apareció junto a mi casa. Encontramos un bar. Cerveza y gambas. Adrián se había cortado la melena. Quiere poner un bar de tapas en San Francisco. Me da sus preciosos libritos. Me encanta conocerle. Qué extraño recorrido para este encuentro. Inventamos futuros y nos citamos muy pronto en cualquier otro sitio.

Ahora he leído sus poemas, he visto sus fotos, sus dibujos y he descubierto que tiene una luz azul como la que yo observo a veces y sueña mariposas y se pregunta ¿qué ruido recorre en silencio las dimensiones de un cuerpo que acaba de notar su soledad?

Me asombran los hilos invisibles que dan la vuelta al mundo y nos arrastran despacio hasta los otros.

(El poema y las fotos son, por supuesto, de Adrián Arias)

Virar la mirada

Si esta habitación estuviera rodeada de espejos no serviría para mi empeño. Es así. Es la verdadera historia. Es sentarse y arrancarse los trozos de corteza que rodean las piernas. Lanzar, de un fuerte soplido, bien lejos las galletas de chocolate, las películas. La verdadera historia es la del laberinto, la de la ratona que olisquea y empaña los cristales para huir del reflejo. Ahora se escucha el golpazo vulgar de la puerta de abajo, entra un rayo de aire de la calle y me arropo del revés con la manta. No hay forma de perderse. Inside. Se pueden bruñir los objetos, darse algo de color, dejar que parezca, que parezca útil e inteligente. Planeo que soy otra para ir sobreviviendo. Cuando cierro los ojos no me veo por dentro. Esta es una pequeña casa con rincones sin luz para escoderse.
(Esta foto la hizo mi sobrina Paula, de 8 años)

jueves, 15 de enero de 2009

Aliciente



Sube.

Te espero arriba.

Te contaré un secreto.

Te diré dónde están escondidas las frases sustanciosas.

Las mejores palabras.

miércoles, 14 de enero de 2009

En pie de paz

La Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de Género se reunirá con tres líderes de Hamas en Siria: Khaled Mashal, Jefe Político de Hamas en el Exterior; Osama Hamadan, Representante Político de Hamas en Líbano y miembro del Buró Político de Hamas y Mohammed Nazzal Representante Político de Hamas en Jordania.
La Plataforma de Mujeres Artistas viajará del 13 al 18 de enero de 2009 hacia Damasco, donde tendrán lugar las reuniones con los líderes de Hamas. En ellas, se trasladarán las exigencias de la sociedad civil que ve necesario el diálogo, la unidad nacional, el respeto a la legalidad internacional y el cese definitivo de las acciones violentas, de todas las partes involucradas en el conflicto entre Israel y Palestina, como garantías de una negociación vinculante, para una paz justa.
Así mismo, la Plataforma de Mujeres Artistas, exigirá la inclusión de las mujeres en las mesas de negociación, como antes ha hecho ante otras autoridades palestinas e israelíes, porque la reconciliación sólo puede ser consolidada si todas las partes están representadas y legitimadas como sujetos políticos, y no sólo reducidas a colectivo altamente vulnerable, como ha ocurrido con las mujeres de todas las partes del conflicto.
Como artistas, como pensadoras, pero –principalmente- como pacifistas, en la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de Género, sabemos que el diálogo multilateral es condición indispensable para toda negociación conducente al cese de la violencia, especialmente la violencia ilegal sufrida por las víctimas no combatientes, quienes, además, representan una amplia mayoría en la historia de la ocupación de Palestina.

domingo, 11 de enero de 2009

Sobrevuelo



Este era el panorama cuando llegué el viernes por la tarde a Barajas con la esperanza infantil de volar a Tenerife.



Mi vuelo tenía prevista su salida a las 17:45. Y por fin pudimos subir al avión a eso de las ocho de la tarde.


Dos horas después, una vez que limpiaron el avión de nieve y hielo, despegamos y se ve que el piloto no tenía ninguna intención de aterrizar en el aeropuerto sur por lo que voló a velocidad supersónica, consiguiendo el récor de dos horas y cuatro minutos. Así pues, fue el último vuelo que llegó a Tenerife Norte el viernes por la noche justo antes de la hora de cierre. El resto, incluido el de Air Europa que había salido antes de Madrid, fueron desviados al sur. Un besazo para el piloto, que se lo ganó.

Así que, más feliz que una perdiz, me encontré a 2.000 kilómetros del hermoso y caótico Madrid nevado.


La mañana, no podemos negarlo, había sido preciosa, los copos caían mejorando considerablemente el paisaje urbano, tiñendo el asfalto, cubriendo las cacas de los perros, dándole credibilidad a los parques e iluminándonos los rostros.



Parece ser que en Tenerife me esperaban con los periódicos abiertos y ayer sábado aparecía una reseña sobre mi libro en el diario La Opinión.
He aquí:


UNA MIRADA AL MUNDO
INMA LUNA, LAS MUJERES NO TIENEN QUE MACHACAR CON AJO SU CORAZÓN EN EL
MORTERO, BAILE DEL SOL, TENERIFE, 2008.

M. CINTA MONTAGUT
El mundo siempre ha estado poblado por seres humanos que viven, van a sus labores, aman, se desesperan, mueren y la mayor parte de las veces ese latido oculto de la vida de las personas nos pasa desapercibido, no lo sabemos captar con nuestras antenas y llegamos a pensar que la vida de los otros no tiene ningún interés, que hay seres excepcionales como los grandes creadores o los científicos y nada más. Las personas con las que nos cruzamos a diario no son más que sombras que ni siquiera vemos, a las que no concedemos ni una mirada ni un minuto de nuestro tiempo siempre tan valiosos.
En esas sombras, en la niebla que las envuelve bucea Inma Luna para ofrecernos unos cuentos, brevísimos algunos, en los que encontramos, al igual que en su poesía, dos constantes: la vida cotidiana y el amor. Un amor tierno, compasivo, desesperado, pasional, que viven unos seres, la mayoría de ellos mujeres, corrientes, sin ninguna especificidad, sin ninguna característica heroica que los pueda hacer dignos de protagonizar una obra literaria.Y sin embargo están aquí poblando este libro de cuentos de una humanidad desbordante de ternura, odio, deseos no cumplidos, dolor, alegría.
Alguna de las mujeres que aparecen en este libro son seres extraordinarios como Margarita, que percibe las cualidades de los demás a través de la lengua, lamiendo y que cocina platos extraordinarios con los ingredientes más sencillos. Otras, como Lola o la mujer que tiene que presentarse en el Inem, son personajes con una enorme fuerza interior a pesar de su desarraigo y su problemática vital.
También hay protagonistas masculinos en estos cuentos. Son seres tiernos y desvalidos cuyos deseos, muy elementales y hasta infantiles como los del hombre que detesta la Navidad, se ven siempre frustrados por la incomprensión o la mala suerte.
Son historias urbanas las que nos cuenta la autora que sabe manejar con destreza el tempo de los relatos y administrar con sabiduría la sorpresa con la que lleva a los lectores hacia un mundo desconocido por lo cercano y fascinante al mismo tiempo. La desesperación, la sordidez, las cicatrices que toda vida lleva consigo aparecen en este libro envueltos a veces en fantasía a veces en la realidad más cruda y siempre a una verdad que es la vida misma.






El vídeo corresponde a un momento de la lectura en El pequeño teatro de los libros, de Zaragoza.

jueves, 8 de enero de 2009

Gracias Jordi

Ayer mismo FHQ me pedía alguna razón para leer mis Mujeres. Le contesté con una chulería (je, esa ha sido su perspicaz impresión) aunque he de confesar que me pongo chulita cuando no sé muy bien qué responder.
Por suerte, hay quien me regala motivos para invitar a la lectura de mis cuentos. Conocí a Jordi Macarulla en Barcelona hace unos meses, os hablaré de sus Formas del relámpago muy pronto, de esos personajes suyos que saltan desde la vida a las páginas del libro para que él les dote de un pálpito casi más enérgico que el de la propia realidad.
Jordi me escribió una preciosa carta, que me hizo emocionarme y que ahora (con su permiso) comparto con vosotros por si FHQ y los que aún no habéis leído Las mujeres no tienen que machacar con ajos su corazón en el mortero os sentís tentados de hacerlo:






Buenas Inma

Te escribo porque quiero decirte que me leí muy rápido tu libro, hace tiempo, días después de tu visita a Barcelona. Debo aclarar antes de nada que soy un lector estricto, pero no con la exigencia de los finos paladares que desprecian lo mundano, lo que según consideran no llega a la altura, lo que no encaja en los márgenes de calidad establecidos. No, lo soy con la exigencia del niño que se aburre en las sobremesas de mayores, y se inquieta, y tiene que levantarse, y entretenerse en otro sitio. Así de simple. Por eso soy lector básicamente de cuentos más que de novelas, y cuando lo soy de novelas, mejor que sean negras, que me atrapen desde el principio, porque no voy más allá de la primera esquina si el camino se me hace largo. Regreso, cierro el libro y lo sumerjo en la estantería hasta que ya no respira. Aunque me lo hayan recomendado desde todos los frentes, aunque esté en las lista de los más vendidos. He hecho esto con novelas que si las nombrara podría correr el riesgo de lapidaciones o quemas en la pila, de peticiones masivas para que me fuera retirada mi titulación de filólogo a la que accedí sorteando múltiples obras maestras de la literatura universal de lectura obligatoria simplemente porque me arrastaban al tedio y al bostezo.

Y lo mismo ciertos libros de cuentos. Durante años he sido intrépido rastreador de escritores noveles siguiendo la pista de suplementos literarios o de tableros de novedades en librerías decentes (aunque tal ímpetu seguramente no hubiera sido suficiente para encontrar el mío). Así he descubierto autores que me han atrapado con sus historias cortas pero intensas y sigo después con interés sus obras siguientes, no sé, Calcedo, Ferrando, Castán. Y mi obsesión por el cuento me llevó también a auténticos maestros como Dobyns o Carver, al otro lado. Intento tenerlos a mano, visibles, cercanos, para cuando necesito volver a leerlos, diseccionarlos, esparcirlos con las entrañas abiertas sobre el tablero. Así descubrí el mejor cuento (según mi concepción de cuento) que he leído nunca, Cuando la tarde se inclina, de Lázaro Covadlo. Esos libros, a diferencia de los otros, inmóviles, abandonados, a los que no les concedo más crédito del necesario, sean quien sean y vengan de donde vengan, los encuentro siempre, aunque su vigencia obligue a ser cambiados de sitio constantemente, por lo que tienen algo de nómadas en los rincones limitados de mi casa.

Y esto también le pasa a Mujeres…, a veces lo encuentro en su sitio más o menos oficial de la estantería, pero otras aparece entre los cojines del sofá o sobre el banco de la cocina, junto al despertador en la mesita de noche cuando despierto por la mañana o entre el desorden de papeles de mi escritorio. A veces también al meter la mano en la mochila que cuelga de mi espalda cuando voy o vuelvo del trabajo.

Es decir, Mujeres… posee para mí también ese don del reclamo, del regreso constante a ese o a ese otro cuento. Así es como me gustan a mí que sean los cuentos, pulidos de flecos innecesarios, dosificándoles a conciencia la información suministrada con la que va avanzando la historia, justo lo necesario para que la digestión sea perfecta, con el tempo preciso, el lenguaje seco y contundente, adaptado a cada uno de los argumentos, la escritura al servicio de lo contado y no lo contado al servicio de la escritura, el tono camaleónico pero siempre acertado, los personajes absolutamente creíbles desde el primero de sus movimientos, desde la primera de sus frases, los diálogos reales, la flecha en el centro mismo de la diana cada vez que se dispara, la cuerda siempre tensa.

He leído La línea rosa, el que más me ha gustado, un montón de veces. No sé si será por ese aire carveriano de la voz narrativa. Es un cuento difícil de acometer pero de resultados redondos, el flujo mental a base de palabras, de frases cortas, directas, como si leer fuera estar en la sala oscura de un cine con la enorme pantalla delante, como si leer fuera estar viajando en el metro dentro del mismo personaje, pero en ambas sensaciones sin que el placer de en realidad estar leyendo se resienta, todo lo contrario.

Quisiera nombrar también otros cuentos (a mí me gusta que hagan lo mismo con los míos, esa curiosidad de saber cuáles han gustado más que otros). Por eso te digo: El hombre del butano, La vida en común, El empleo, cómo algunas pequeñas tragedias pueden también tener ese regusto dulce, y sobre todo A veces me quiere como Julia y otras como Begoña, una historia sencillamente exquisita, cosida como las otras, punto a punto, sin impurezas, la cuchara volviendo a la boca sólo cuando lo de antes ya está en el estómago, pero sin descanso, llevándonos paso a paso a un final que quizá pueda llegar a intuirse pero que no por ello pierde contundencia.

Bien, Inma, un placer haberte leído y haberte conocido cierta noche en Barcelona. Nos vemos algún día

Por cierto, el otro día estuve en tu tierra e hice unas fotos curiosas que he colgado en mi blog. Seguro que te suenan.



Jordi Macarulla
www.formasdelrelampago.com

En esta invierna mañana...

Me acordaba de esto...



miércoles, 7 de enero de 2009

Un poema del que casi no es

Soy un cuerpo: carne, sangre y huesos
amasados con enérgica soberbia.
A una distancia prudencial
soy un paisaje
sobre el que descansan ilusionados,
optimistas huesos,
vaporosa sangre, mullida carne,
acariciada por una mano que busca
para alimentarse
algo de sangre, algunos huesos, algo de carne.
Un cuerpo que no calma la sed.

De Itinerarios, de Tomás Rivero

martes, 6 de enero de 2009

Sus rostros
















A mí no se me olvida lo que ví.
A mí que no me cuenten al revés la película.
No sé si los que veis en los retratos seguirán vivos.
Mi solidaridad está con el pueblo palestino.

lunes, 5 de enero de 2009

Luz azul


Este paisaje me lo ha enviado mi amigo Jorge. Con él me adjuntaba sus mejores deseos. Lo he cogido, me he sentado, la espalda recostada contra el árbol, y me he puesto a observar. Blanco, silencio y calma. Necesitaba todo esto, este respiro, esta propuesta de frescor en la cara, esta paz. Gracias, Jorge, por viajar hasta allí, con los ojos de tu cámara dispuestos. Gracias por compartir este sorbete patagónico que me alivia las sienes.

domingo, 4 de enero de 2009

VIDA

El día 25 de diciembre mi post se titulaba naVIDAd. Cuando lo escribí no tenía ni idea de lo que me esperaba, de la trascendencia que tendrían esas letras mayúsculas en las horas siguientes.
Ha sido un fin de año, un comienzo, imprevisto y rasposo. De repente mi padre estaba comiendo en mi casa, de repente estaba en la UCI encogido, intubado. De repente todo adquiría otro significado. Te dejan de importar algunas cosas que parecían imprescindibles, se descuadran horarios, se alteran posiciones. En el marco del círculo de Newton resaltan los matices y lo que relucía -el brillo del regalo, la espuma del champán- se derrama en el piso y se convierte en nada.
Todo esto ha servido para encontrar las luces verdaderas, las manos amigas, los corazones cálidos y listos, saber con quiénes cuentas y qué es lo que quieres.
Mi padre ha mejorado, mi familia es eso, una familia y tú has venido, has estado.
Gracias
naVIDAd
VIDA