Después de pasar días extraños, intentando mirar con claridad en medio de tanta turbulencia, he decidido que lo más conveniente es afianzarme en las pocas convicciones que tengo y, desde ahí, tomarme a risa algunas de las cosas que quieren darme miedo.
Así, digamos, he puesto punto y final a las fluctuaciones anímicas que me provocan tumbos y sudores fríos.
Esta mañana, ya en la otra orilla, sentada frente al mar, leía una entrevista a Rachel Cusk en una revista vieja. Sus respuestas me han parecido valientes y me da la impresión de que le importa un pito el efecto que causen en los demás. Esa lección siempre intento aprenderla y casi nunca termino de hacer los deberes.
Hemos salido en busca del libro y no lo hemos encontrado en ninguna librería de por aquí así que hemos acabado en un bar tomando cerveza y lapas.
Dice la Cusk: "El feminismo es como estar colgada de un precipicio. Si te descuidas en el más mínimo detalle, te caes".
Yo pienso lo mismo respecto a la vida. Por eso es tan importante saber a quién te puedes agarrar.
2 comentarios:
Llevas razón, porque hay quienes parecen ofrecerte miles de asideros y a la hora de la verdad les pone verte caer lo más estrepitosamente posible. Lo malo es que hasta que averiguas qué mano es firme y cuál no...
La vida sobre un alambre, siempre.
Besazos, corazona.
Así es. Y esos asideros son pocos, tú lo sabes. Muy pocos, pero, también tú lo sabes, los hay.
Un abrazo fuerte.
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