Ella quizá lo sabe, la que está adentro, sin tallar, sin moldear.
Deja las ranuras abiertas,
las de sentir.
Se desgarra y se despierta desgarrada cada vez.
Sabe, es la que sabe,
de dolor,
de ojos incendiados.
Yo soy la que se ocupa de aplacar,
de llenar los vacíos
a costa de tejidos algodonosos
que cocino sin fuerza
pero con toda la constancia.
Yo endulzo
-curita sana-
para poder mirarme en el espejo
para poder.
Y la risa,
la que se ocupa de la risa soy yo.
Ella me exige
reclama su parte
la parte de la entraña.
1 comentario:
¡Precioso y 'sanador'!
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