El arrojo, la imaginación, la constancia y la resistencia son las propuestas que, para cambiar las cosas, se plantean en las dos pelis que he visto en las últimas noches: la libanesa ¿Y ahora dónde vamos? y la francesa La fuente de las mujeres.
Una vez que los objetivos están claros, estos dos grupos de mujeres, de diferentes lugares y con distintos condicionantes, hacen acopio de todo su valor, apretando los dientes ante el dolor que chilla, con un ojo puesto en el dictado del corazón y otro en el de la razón, tiran por tierra absurdos e inamovibles dogmas de la tradición y la religión, que favorecen todo tipo de injusticias.
Una vez que los objetivos están claros, estos dos grupos de mujeres, de diferentes lugares y con distintos condicionantes, hacen acopio de todo su valor, apretando los dientes ante el dolor que chilla, con un ojo puesto en el dictado del corazón y otro en el de la razón, tiran por tierra absurdos e inamovibles dogmas de la tradición y la religión, que favorecen todo tipo de injusticias.
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