Aspiro el olor a gente mientras camino. Martín de los Heros, plaza España, Gran Vía, Callao. Libros, coches, turistas, musicales. Libros arrastras, por los suelos, baratos, adornados con rosas, o claveles -flores castizas y baratas-. Llego a la puerta de la FNAC, gente, más gente, una cola de gente. Sabina está firmando. Y García Montero, pero Sabina más. Subo, bajo, escaleras y más gente, con bolsas y bolsitas, libros, cedés, libros, Ruiz Zafón, mucha catedral, mucho enigma, selecta autoayuda, rarología. Un estante allí, al fondo, estrecho, muy estrecho: poesía. Libros, Almudena Grandes (su marido está dale que te pego con las firmas), Giocconda Belli, Murakami, Houllebec –que, en vivo y en directo, anda con sus provocaciones por aquí cerca-. Gente que hojea libros, gente que los ojea, gente que los compra. Calor. Encuentro el rosa de la Resaca de Hank Over, parece un libro suave, engaña. Gente yo compra libro, y otro, y otro, y ya paro. Bajo escaleras. Aún hay cola para Sabina. García Montero sale, demasiado abrigado y hace tanto calor. Hay una parejita joven en la cola. La chica le dice al chico, mira, corre, es García Montero, dile que te firme el libro, que ponga para Laura, el chico dice pero si este libro es el de Sabina, no importa, no importa, dice Laura, que te lo firme. García Montero se desconcierta ante la solicitud, por un momento pienso que quizá se ponga a cantar por el bulevar de los sueños rotos pero se contiene y firma el libro de otro para otra. Poesía. La chica da un par de saltitos de contento y le pide a su novio todo tipo de detalles sobre la mínima conversación con el poeta. Pasa otro rato. Hablo con Sabina, me agarra de la cintura, cree que me quiero fotografiar con él. Al otro lado se coloca una rubia y aprovecha para hacerse la foto. Él puede con las dos manos, una para cada cintura, y eso que una mano lleva un vaso y la otra un cigarrillo. Le tengo que dar un recado sobre una antología de Raúl Núñez, que era amigo suyo. Parece que me escucha. Dice que sí, que sí, me da lo que le pido y se acaban las firmas. Lo sacan en volandas por la puerta trasera, como a un artista.
Detrás de unas cervezas entran los hijos de Satanás, montan la fiesta en honor de Chinaski. Lucas, que viene encabronado, doce horas de curro, no necesita ni disfrazarse, suelta en inglés toda la mierda que traía acumulada, me parece que Hank le ha poseído. Me dan ganas de gritar bravo. Cañamares, Popelka, Castañón, fantásticas las tres, engañando también con sus caras de buenas niñas. Petisme canta de lo nuevo, miedos y cobardías. Vicente como es, v. avsoluto. David, con sombrero, con amiga actriz, recitan y remueven. Gente. Más gente. Escuchan. Aplauden. Muchos más abrazos, besos, nos vemos. Fiesta.
Popelka semiiluminada por ella misma
2 comentarios:
eres la mejor de las lunas que ilumina el libro Inma
muxu bat!
Gracia, guapa.
Cualquier cosa, mucho mejor si tú también estás por allí.
BS
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