
Mañana jueves se inaugura en el Puerto de
Sólo aparentemente lo que ves de mí aquí y ahora es lo que soy aquí y ahora.
Delicioso libro de relatos, editado por BAILE DEL SOL. Un total de 17 cuentos, muchos de ellos con un nexo común: la comida. Yo, que me gano la vida cocinando, he gozado con este libro, con casi todos sus relatos, en especial con el último SABOR, en la que se nos presenta a Margarita que posee un extraodinario don, muy parecido al del Grenouille de El Perfume. Para saber cual es, tendrás que comprarte el libro. Libro delicia, ya os lo digo yo. Y repleto de sabiduría femenina.
Ahora me han hecho herida unas sandalias viejas.
¿Cómo puede hacer daño algo a lo que se supone que ya deberías estar acostumbrado?
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(Poema de Nada para cenar, LFC Ediciones, 2006)
(La foto la tomé en el metro de Londres, en agosto 2009)
Me desmiento en el sentido más básico y primario. Me desquito a medida que mi cuerpo se acerca a una estación de ires y venires. Hay tantos ojos entonces que cruzan como vértigos y se disipan sin tiempo para sorber su esencia.
Camino al compás de alguna música, impropia, adoptada como banda sonora para mover el culo. Repaso lo que escribo con doble trazo para que no me olvide de la lección desaprendida. Así se vive al borde de una ventana abierta a cualquier lado, alejada de todas las especialidades, sin papeles ni firmas que me avalen. Me limito o me arriesgo saltando entre vagones, intentado que no se cuele el pie entre las bisagras y me muerda algún dolor hambriento. Carne sin un cañón que dé protagonismo a mis noches de insomnio. Observo cómo brotan pompas de sangre y de jabón de lo invisible y ni siquiera escuecen, o no tanto. Me excita conspirar así con la impalabra.
En las plantas de los pies, decepcionadas,
o en el centro del hueso de la rótula.
Puede que estén en los ovarios, inflamándolos,
cortándome la digestión entre los intestinos y el estómago
por falta de emancipación, de arrojo.
Tal vez se hayan quedado en la garganta
meciendo mi estulticia colgadas de la campanilla,
creciendo como un abceso,
como una manifestación de pudrimiento.
Hay algo orgánico
en esta invalidez
que no suelta palabras
como forma de alivio.
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(Foto y objeto de la foto: Jorge Gallego Lara)