Foto de Ángel Muñoz

viernes, 18 de septiembre de 2009

Sandalias


Ahora me han hecho herida unas sandalias viejas.


¿Cómo puede hacer daño algo a lo que se supone que ya deberías estar acostumbrado?

-------------------------------------------------------------------

(Poema de Nada para cenar, LFC Ediciones, 2006)

(La foto la tomé en el metro de Londres, en agosto 2009)

5 comentarios:

Isabel Huete dijo...

Los amores también lo hacen aunque llevemos toda una vida vistiéndonos de ellos.
Besazos, guapi.

NoSurrender dijo...

Alguien ha cambiado, o tú o las sandalias. Todo cambia, pero lo malo no es cambiar, sino hacerlo solo.

Inma Luna dijo...

Claro, Isa, no terminamos de acostumbrarnos.
Lagarto querido, cambiar sola, más que malo es inevitable y muchas veces preferible a adaptarse a cualquier calzado o andar poniéndose tiritas en las heridas.
Besos.

Ana Jaka dijo...

De hecho los zapatos viejos siempre terminan haciendo daño. Cambiamos siempre, y mejor es aprender y soltarse de lo que se ha hecho un estorbo para caminar.

Mentxu dijo...

De hecho, a mi me encanta comprar zapatos nuevos...