Ya se sabe, a cualquiera le puede pasar cualquier cosa. Esto lo aprendí hace años en el lenguaje perdido de las grúas pero es algo que nunca termina de aprenderse. Y así, de repente, un día como otro cualquiera, haces una llamada telefónica de rutina, para ver qué tal va todo, esperando que, como siempre, vaya todo bien y, entonces, resulta que los relojes se han licuado, que todo se desbarata, que el susto se te sube a la garganta y tienes que marcar el 112.
Entonces sí, entonces recuerdas que es verdad, que a cualquiera le puede pasar cualquier cosa.
Dice mi amigo David que lo que le ha pasado a mi madre bien podría ser el argumento de un episodio de House, pero da mucho más miedo cuando la tele está apagada.
Ella ya está en casa y espero que el capítulo, definitivamente terminado.
5 comentarios:
Espero que el susto haya pasado y los reloges vuelvan a recuperar su forma habitual. Y tu mami también.
Por desgracia, a medida que pasan los años los sustos son inevitables.
Un beso muy grande, corazona, y ya sabes que estoy contigo.
Jolín, guapa, que todo haya sido un susto.
algunas lecciones de la vida cuesta aprenderlas, por eso, porque son muy duras, y porquees un trabajo difícil no esperar nada, ni bueno ni malo.Besos, cuidaos mucho
Yo también lo espero.
Besos
Gracias chicas, parece que sí, que ya ha pasado pero, joder, cómo cambian de repente las prioridades.
Impresionante y único ese libro, El lenguaje perdido...
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