Cabe insistir en la búsqueda
de las manos más propias,
de la sonrisa que no venga dictada,
de la forma concreta de los deseos.
Merece la pena trabajar,
concentrarse en el despeje de las incógnitas,
limpiarse.
Buscar ahí,
escarbar,
arrancarse las pieles que queden superpuestas.
Contemplarse,
verse,
reconocerse.
Vale la pena cada quejido,
cada dolor de extirparse las vendas
que nos han convertido en lo que ya no somos.
Lo voy a hacer
(para que yo),
para que tú
puedas mirarme
desnuda,
entera,
viva.
4 comentarios:
Inma, me da gusto encontrar este espacio.
Cabe insistir cabe, merece la pena limpiarse, así es, y qué mejor si lo hacemos, como diría david gonzáles, escribiendo.
Un abrazo desde la mitad del mundo,
Carla.
Es una de las formas, Carla, claro que sí, pero tenemos que ir buscando nuestra esencia también en cada gesto, a cada paso. Gracias por pasarte. Besos.
Sugerencia aplicable.
Me conquista tu allí y ahora (cuando lo encuentro)!
Efectivamente, dejar cada una de las pieles de la cebolla que redondea el hueco invisible de aquel desnudo en el que danzábamos de niños, sin vergüenza, con el instinto al sol. Enhorabuena por tu poesía. Un abrazo
Sonia
soniabetancortsantos.blogspot.com
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