El sábado amaneció abierto al paseo. Caían algunas gotas y rayos de sol sobre la ría. Llegamos hasta el islote verde y respiramos aire de algas y conchas vaciadas, restos de mar.
Teníamos previsto tomar algo ligero para cenar con más detenimiento pero entramos en el lugar equivocado.
El restaurante, en la misma ribera de la ría, se llamaba Posta do sol y la dueña nos recibió acomodándonos frente a la chimenea. A partir de ahí, nuestras almas sensibles y hedonistas no se pudieron resistir y..., nos entregamos.
Empezamos por una ración de camarones, rojos y frescos, que chupamos hasta dejarlos sin color. Después una docena de ostras que no se pueden comparar con nada así que haced uso de la imaginación. Y, por fin, una centolla que pesaba casi dos kilos y que nos llevó al éxtasis. Ese sabor es definitivamente inmenso.
La señora nos contó que había comprado poco marisco porque no había mucha clientela en esos días, que compraba un par de centollas, las cocía y que ésta aún estaba algo templada. Si se acababan iba a por más. Poco pero bueno decía la mujer y yo añadiría que extraodinario, que una magnífica experiencia.Así que con esa comida, decidimos aplazar la cena y convertirla en comida del domingo. Esa la llevábamos prevista, era en el restaurante Yayo Daporta, que tiene una estrella Michelín.
Mientras tanto, mi padre se vuelve a poner pachucho y me avisan de que está otra vez en el hospital (ahora ya se encuentra mucho mejor). Así que, entre unas cosas y otras, la comida en el Yayo Daporta, que tanta ilusión me hacía, fue perdiendo sabor.
Comimos solos y, aunque el menú prometía, no fue de los que te hacen saltar de alegría en la silla (tampoco yo tenía el espíritu gastronómico muy predispuesto, esa es la verdad).Tienen un menú a la carta que se compone de dos primeros y un segundo por persona, además de postre.
Esto es lo que comimos:
TERRINA DE FOIE-GRAS, QUESO DE ARZÚA Y CALABAZA CARAMELIZADA: Creo que fue lo que más me gustó de toda la comida. Especialmente el que llevaba un ravioli de carne de membrillo relleno de queso crema. Una verdadera delicia, suave y melosa.

POCHAS CON COCOCHAS AL PIL-PIL: Las pochas estaban un pelín duras, correctas las cocochas.

MEJILLONES EN TEMPURA SOBRE CRUJIENTE DE ARROZ Y ALGAS CON ESPUMA DE SU COCCIÓN: Este plato no me gustó mucho. El mejillón en tempura estaba un pelín grasiento de la fritura. Las algas no estaban mal pero al plato, en su conjunto, le faltaba sabor.

OSTRAS SOBRE ROYAL CARAMELIZADA DE COLIFLOR Y MARACUYÁ Y VINAGRETA DE ZANAHORIA: Después de haber probado las ostras del día anterior, está claro que el marisco gana cuanto menos se manipula. En este caso, menos es más.

No recuerdo el nombre del pescado que pedimos de segundo. Estaba muy fresco y era de sabor fino pero gustoso. El crujiente de calamar que lo acompañaba también muy rico.
CANELONES DE PULPO RELLENOS DE SU ARROZ CREMOSO: Pues no estaba mal. Lo que pasa es que el pulpo, al estar preparado en láminas tan finas, pierde un poco la gracia de su textura. Sin embargo el risotto estaba muy bien hecho.
INFUSIÓN DE FRUTOS ROJOS CON HELADO DE QUESO FRESCO: Un buen postre, combinado con helado de queso fresco. Buen gusto de las frutas que no parecían congeladas.






















