La lluvia es contagiosa, también los desconchones.
Budapest llovía y las gotas llegaron hasta el fondo.
Salió un sol tibio, templó los corazones que paseaban bajo el paraguas rojo.
La magia tiene los dedos cifrados.
Los papeles mojados se secan en la terraza
para que puedas seguir leyendo los enigmas.
1 comentario:
qué preciosa la imagen, qué divinas las palabras!
Besos!
Publicar un comentario