En las plantas de los pies, decepcionadas,
o en el centro del hueso de la rótula.
Puede que estén en los ovarios, inflamándolos,
cortándome la digestión entre los intestinos y el estómago
por falta de emancipación, de arrojo.
Tal vez se hayan quedado en la garganta
meciendo mi estulticia colgadas de la campanilla,
creciendo como un abceso,
como una manifestación de pudrimiento.
Hay algo orgánico
en esta invalidez
que no suelta palabras
como forma de alivio.
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(Foto y objeto de la foto: Jorge Gallego Lara)
3 comentarios:
ay, mamita, qué bien te entiendo siempre...
De insípida nada, yo diría difícil digestión... me gustó mucho.
A veces vale la pena arrancarte las palabras a poquitos, aunque cueste, aunque no te releas, a veces esas pocas palabras nos sorprenden y hablan de la vida con voz propia.
Y es que en ocasiones las palabras indigestan, acusan, se niegan a dejarnos y nos persiguen, hechas sonido, en nuestros sueños.
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