Este es el último día de un mes de Mayo glorioso.
Lo he repetido varias veces a lo largo de las últimas semanas, tengo la sensación física de estar experimentando algo maravilloso e irrepetible.
Movimiento, zarandeo, despertar.
Hace muy poco eran tan sólo conversaciones en el café, en la barra del bar, preguntas directas a la conciencia, patadas en la espinilla de la inmovilidad propia. ¿Por qué no hacemos algo?, me preguntaba, les preguntaba, os preguntaba, nos preguntábamos. Luego llegó el 15-M, lo miré con algo de escepticismo y a muy alta velocidad porque en esos momento volvía de Córdoba en el AVE. Lo cierto es que de allí traía un impulso bonito de posibilidad pero no sabía quiénes, cómo ni qué.
Laboralmente me encuentro ahora en un momento crítico, es muy probable que esté acercándome a una metamorfosis forzosa.
Coincidiendo misteriosamente con esto -y tirando de mí hasta el lado contrario del temor- la convulsión de la plaza, el Sol de este Mayo que llega justo hasta mi balcón y me arrastra y me sienta en el suelo porque esto era lo que estábamos esperando y hay que salir a pensar, a estrujarnos los sesos y el corazón, a escribir y hablar y mover las manos y actuar.
Es el momento y tenemos la suerte de poder, de estar aquí ahora.
Orgullosa de esta agitación, no le pongo peros ni exijo resultados.
Esto ya está ocurriendo y estar sentados en la plaza ya nos aleja de revolcarnos en suelos enfangados.
Doy las gracias a Mayo por este SOL vibrante que nos ha dado impulso.
2 comentarios:
amén
Ahí seguiremos, haciendo historia... Pero ahora es presente, presente, hoy... aquí, en Sol y bajo todos los
Soles de España.... no olvidemos nunca esto....
Publicar un comentario