Acontecimientos rasposos y sucesos deliciosos. Llevo días de alterne. Así que, a ratos estoy que me arrastro y otros, las circunstancias me suben a algún inesperado elevador. La mañana de ayer resultó espesa y llena de pellizcos en la lengua. Menos mal que, por la tarde, el encuentro con Ana Pérez Cañamares y Lucas Rodríguez me rescató de la miseria. Estuvimos leyendo en el Centro de Educación de Adultos de Aluche. Muy a gustito, como alrededor de un brasero. Los poemas salieron fluidos y bien conjuntados. El público: mucho, atento y contento. Un placer. David Méndez, que lo había organizado el recital, escribió en el folleto de presentación cosas como esta: “Por otro lado, colindante, y en muchas ocasiones mezclada con esta poesía de la conciencia crítica, existen corrientes que comparten con aquella algunas de sus características: el gusto por la narratividad en el poema, el predominio de paisajes urbanos y experiencias cotidianas como manera de transmitir el mensaje profundo, la preferencia por una expresión clara que garantice la comunicación, la predilección por presentar las temáticas de forma realista (así aparecen en los poemas las temática laborales, el amor vinculado a la sexualidad, la violencia del poder…)”
Nos estuvimos riendo un rato, en las cañitas posteriores, a cuenta de esto de pertenecer a una especie de arroyuelo dentro de una corriente. En fin, el rato de las cañas resultó también de lo más reconfortante, de un sentir, como dice Lucas, que dios los cría y ellos se juntan. De compartir montón de cosas acerca de lo escrito, lo leído, sobre todo, lo vivido. Lo dicho, que me sirvió para enderezarme y dejar de mirar un rato al suelo desconchado.
Por otra parte, ya conté lo bien que estuve el jueves en el Centro de Poesía José Hierro. Pues hoy he recibido de Miguel Martín, compañero de fatigas periodísticas hace años, este regalo. Podéis escuchar mi voz cayendo a trompicones por el hueco del ascensor. Muchas gracias también por eso al nido del cuco.
Por otra parte, ya conté lo bien que estuve el jueves en el Centro de Poesía José Hierro. Pues hoy he recibido de Miguel Martín, compañero de fatigas periodísticas hace años, este regalo. Podéis escuchar mi voz cayendo a trompicones por el hueco del ascensor. Muchas gracias también por eso al nido del cuco.
7 comentarios:
pues enhorabuena también
Iba a decirte algo que no era esto, pero entonces he vuelto a la primera línea "Acontecimientos rasposos y sucesos deliciosos", el día a día. En fin, que me ha hecho gracia.
Tratarán de meterte en corrientes, en ríos, en lagos y de hacerte pertenecer a su lado, sea cual sea. Y tú les sonreirás con tu cara de no haber roto nunca un plato. Y les mirarás con un "lo lleváis claro" que no podrán clasificar. Beso, lunática.
Oye, tanto alterne, tanto alterne, nos faltan unas muchas cervezas.
Jau, Inma:
He caído por aquí de casualidad (vengo del blog de Ana, que me llevó al de Lucas y al tuyo). Es cierto que fue una muy buena tarde (aunque por mi parte tal vez algo demasiado envuelta en vapores alcohólicos) y más cierto aún es que creo que el público se emocionó con vuestros versos. [N.B. Aunque anteayer me comentaba un compañero que, efectivamente, lo había pasado mal con algún poema de Lucas -y sí, el de las bragas-, porque sentía que incomodaba al público. A mí me parece fenómeno que el público se incomodo -siempre que no se rompa la comunicación-. De hecho, me parece excelente. En cualquier caso, era sólo "la impresión" de este compañero, que por lo demás, puede que sea un tipo "impresionable"].
Bueno, yo a lo que iba. E iba a defender lo de la clasificación. Así que a ver si se pasa por aquí Amélie Poulain y lee lo que sigue, que también está escrito para ella. Primero lo primero: que más allá de las risas que nos echamos, el asunto tiene una importancia sólo relativa. Después llega la excusa: vale, necesitaba arrancar al alumnado (ya visteis cuál) sus prejuicios acerca de la poesía; esto es, necesitaba que supieran que "tipo" de poesía iban a escuchar. Y de ahí el intento de "tipologizar" y "clasificar". Además, la clasificación no me la he inventado yo. Ahí está, por ejemplo, el artículo de la wikipedia sobre poesía de la conciencia y un montón de artículos que hablan al respecto (no me acuerdo bien, pero así, a bote pronto: la revista Zurgai tiene un número sobre poesía de la conciencia, luego hay una tal Araceli Isavedra que publicó algo al respecto en una revista filológica, y algo más en Cervantes Virtual). Vaya, que procuro documentarme. Y ahora llega el chorreo: no se trata de clasificar a los seres humanos ("de cerca nadie es normal", y de lejos mucho menos, diría yo), sino sus obras. Y qué se le va a hacer, resulta que si se miran de cerca, evidentemente las obras tienen un aire de amistad, cuando no de familiaridad. Y luego hay ahí una cuestión de la naturaleza social del acto de escritura (que sí, que sí, que hay poco de "expresión de las emociones e ideas propias", como cualquier análisis un poco desinteresado puede concluir). Y, por si fuera poco, tal vez también se pudiera hablar de un cierto sentido de la oportunidad política. Bueno, y no aburro más.
Besos, también para la Srta. Poulain.
Y de pronto veo este laaargo comentario anónimo y digo, quién será éste. Y es que precisamente esta mañana me estaba acordando de ti, querido anónimo, porque recomendaban en la radio comprar garbanzos envasados, nada de a granel, decían que lo anónimo casi nunca tiene nada bueno detrás. El caso es que yo, de toda la vida, compro los garbanzos a granel en el ultramarinos Casa Maxi y me salen buenísimos. Y pensaba en cómo van cambiando las acepciones de las palabras y de los hechos en función, tal vez, de la generosidad con la que nazcan. Porque también escuché el otro día que antes dar las luces del coche era una cortesía para ceder el paso a otro vehículo, mientras que ahora significa algo así como "apártense todos que voy yo". En fin, que es posible que en la actualidad, tras los anónimos suela esconderse alguien con afán de tirar la piedra y esconder la mano. Y no como este anónimo propone que todo lo hemos recogido de algún sitio y en otro lo dejamos sin afán protagónico.
Por otro lado, no le doy yo más importancia al tema del río y sus corrientes y seguro que mi Poulaine se refiere más bien a aquellas que pretenden arrastrarte cuando tú intentas nadar hacia otra orilla.
En fin, un gusto verte por aquí, dicho sea esta vez sin ninguna intención política.
Precisamente hoy estoy a punto de comer unas lentejas compradas en esa casi histórica casa de ultramarinos con el recuerdo aún de un cocido con garbanzos riquísimos que ayer comí y que compre allí mismo también.
Enhorabuena por sus últimas lecturas, parece usted muy contenta de ellas y eso es sin duda indicativo de que salieron muy bien.
Joooo¡¡¡ Casa Maxi, que cajitas de bollos, que perronillas, me apuesto un chicle a que no pasa de hoy sin hacer una visita....
Si es que me pueden las sensaciones
Joooo¡¡¡ Casa Maxi, que cajitas de bollos, que perronillas, me apuesto un chicle a que no pasa de hoy sin hacer una visita....
Si es que me pueden las sensaciones
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