La firma de ayer en la Caseta de Baile del Sol, en la Feria del Libro de Madrid, resultó un interesante experimento. Acabé contenta, un poco cansaíta de estar detrás de la barra, pero contenta. Al final no fue Darek (ya lo cuento en un comment del post anterior así que no me pararé más en eso) y en vez de irme a la caseta de Punto y Coma (donde estaré el próximo sábado a partir de las 12:00), me quedé en la de Baile, ya digo, compartiendo la tarde con Delia y con Talía (de Ediciones Escalera) y a ratos con Tito, que entra y sale, va y viene y por el camino se entretiene. Firmé lo suficiente para darme con un canto en los dientes. Teniendo en cuenta que todos mis amigos y conocidos ya tenían el libro, es un placer que alguien desconocido se atreva a comprarlo.
Recuerdo haber firmado a Mariví, a Raquel (que me lanzó buenos augurios), a Alicia (que volvió al rato para pedirme el mail y comentarme la lectura cuando la haga), a Mari Carmen, a Paloma..., a Santi (a éste sí le conozco, que me llevó además mis dos libritos de poesía que tenía sin garabatear)... Y a más gente, ya digo, tan generosa como para acercarse a mis mujeres con predisposición. Otros no lo compraron pero manosearon y me dieron sus ánimos. Eso también me sienta bien.
Pero lo más divertido fue observar la reacción de la gente que pasaba y miraba... y comentaba.
Al poco de empezar, aparecen tres chicas que miran el cartel que anunciaba mi firma y dicen entusiasmadas: ¡Mira, Inma Luna!!! Yo alucino y les pregunto: ¿Es que me conocéis? Las tres me responden al unísono: NO. Y se quedan tan panchas. Nos reímos un rato y siguen su camino deseándome suerte.
Todos miran el título, algunos tuercen el gesto, las más, sonríen, luego me miran y les devuelvo la sonrisa. ¡Vaya título!, escucho, con diferentes entonaciones.
Cuando me anuncian por la megafonía dos mujeres se acercan, cogen el libro entusiasmadas, diciendo: Mira, aquí está!! Me preguntan de qué va y yo intento explicarlo. Ellas me dicen: ¿Pero son cuentos de autoayuda o normales? Abro la boca pero no se me ocurre qué contestar. Delia me echa una mano: Bueno, todo las historias nos ayudan de alguna manera. Pero no les convence. Ah, no, si es un libro normal no lo queremos. Queremos cuentos de crecimiento personal. Claro, pensé, ¡y yo también, que mido metro y medio!
En fin, otra mujer que pasa lee el cartelito en voz alta: Hoy firma Inma Luna. Y añade: Pues qué bien! Como quien dice: enhorabuena que ha parido pichichi, a la tal Inma Luna la conocerán en su casa.
Comentarios, en fin, para todos los gustos. Pero el mejor, el que me contó Delia, de una señora que, al pasar por la caseta, comentaba con tono cansino: Anda que, otra cosa no habrá, pero lo que es libros...
¿No es genial?
3 comentarios:
jajaja...gracias por comentarnos estas cosas!
Un besito.
No pude pasarme ese día para que me lo firmaras, pero lo compré.
¡¡¡pero mira que tienes gracia, preciosa!!!!
Libertad, pues me hubiera gustado, por encontrarnos. Espero que lo disfrutes, ya me contarás.
Dieguito, que no sabía que seguías con la línea dulce abierta, ya veo que sí.
Muas!
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