Foto de Ángel Muñoz

sábado, 14 de agosto de 2010

Hasta luego miniño


La higiénica incredulidad,
el desconcierto,
esa inmovilidad tan exclusiva de la muerte,
la sutil diferencia entre la luz consciente del amanecer
y el resplandor valiente del ocaso.
Las últimas sonrisas burlonas,
decir un hasta luego como si se pudiera,
citarnos a la vuelta de la esquina
en donde poco importa que el cuerpo esté cansado.
Dormir,
abandonarse,
admitir el relajo,
ir al encuentro del amigo ausente,
buscar también allí la senda alternativa.
Contarle un chiste al cancerbero, otro a san pedro,
echarse en Teno una siestita larga,
allí donde las nubes te alborotan el anárquico fleco.
Y mientras, nos quedamos brindando por tu nueva salud,
practicando tu cínica vision del mundo,
admirando el valor de tu salto al vacío,
haciendo un cortadito para cuando se tercie,
para cuando nos toque tomárnoslo contigo.

Un beso, Juan Antonio, gracias por la lección.

4 comentarios:

Lahetaira dijo...

Hasta luego, miniño. Hermosa despedida de quien ha vivido al otro con pasión. Hay maneras de despedirse, y esta es una de las mejores que he visto.

Ángel Muñoz dijo...

me he leído tu poema, el enlace y sólo pude emocionarme inma

Inma Luna dijo...

Gracias. A veces estas situaciones te hacen conocer la esencia verdadera de las personas, personas admirables como Juan Antonio y su familia.

Chajaira dijo...

Una cerveza fría, un juego irónico de palabras y un transmitir amor a través de sus pequeños ojos verdes, es el jeroglífico de un padre que amé y estará conmigo siempre.

Gracias por este hermoso poema.