Paso las noches soñando soluciones,
viajes que reparen el daño,
conversaciones que lo inmovilicen.
Sueño con besos que curen el sentido del tiempo,
que alegren la vejez
y devuelvan el brío.
Hablo con hombres sabios
con mujeres expertas,
rebusco entre brebajes, bebedizos y filtros,
cuezo patas de pollo y dientes de dragón,
bailo danzas salvajes alrededor de fuegos apagados.
Luego escucho su voz al otro lado del teléfono,
la voz desconsolada de mi madre,
y no tengo ni una sola palabra que le sirva de alivio.
3 comentarios:
Para el consuelo sirve otra clase de poción: la de la realidad que nos salva de lo que no es. Me gustó tu poema, saludos.
Muy bueno tu blog un placer visitarlo...
Ledeska
estoy con furtiva, aferrarte a la realidad amiga inma, cagüen la leche, abrazos grandes
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