Foto de Ángel Muñoz

jueves, 28 de abril de 2011

No estoy limpia, visto por Luis Arencibia o cómo degustar una disparatada biobibliografía




Luis Arencibia fue el encargado de presentar anoche mi nuevo poemario "No estoy limpia". Yo hice lo propio con sus relatos "El discurso del cuerdo" (del que os hablaré en otro post porque es una delicia). Hace muchos años que conozco a Luis pero nunca habíamos mantenido ninguna conversación de carácter literario. Por eso tenía mucha curiosidad por saber qué impresión le habían causado mis poemas. Lo que no me esperaba es esta introducción, llena de guiños a mi vida y a mi obra, que me hizo pasar un rato estupendo, y creo que también a quienes nos acompañaban y que, por cierto, a pesar del fútbol, eran muchos.
Gracias a todos y, especialmente, gracias a ti, Luis.

Presentación del libro de Inma Luna:
Nació en 1946, recién acabada la Segunda Guerra Mundial. Sus padres, huyendo de los nazis, la dieron a luz en Leganés. No es que fueran judíos, pero su lunático apellido levantaba sospechas de procedencia semita. Desde pequeña regalaba poemas en la cafetería familiar y arruinaba el negocio porque los clientes preferían los versos al pincho moruno.
Estos avatares quedaron reflejados en su libro “Nada para cenar”, que tuvo un éxito enorme en Etiopía y originó el famoso método de adelgazamiento del Dr. Coma en Estados Unidos.
Se licenció en periodismo con la tesis doctoral “Las mujeres no tienen que machacar con ajos a sus vecinos”. Trabajo que publicó el Ayuntamiento de Chinchilla de Albacete  que le supuso a Inmaculada el nombramiento de Hija Adoptiva de la localidad por la promoción del ajo como remedio radical contra el colesterol.
En los años setenta, la conocida multinacional ENDESA le otorgó una beca de investigación por su libro “El hombre del butano”. Beca que utilizó para instalarse en Tenerife y codearse con los aborígenes de Patrañas. Allí aprendió a nadar, aunque ya se había iniciado en la Fuentehonda y descerrajó 23 cajas de Pandoras, provocando una feroz rebelión de las especias, que aprovechó Frederci Engels para su afamado libro.
Esta pandórica explosión le produjo un dolor de cabeza que duró 40 horas, un dolor sin parar, como un punto negro en medio de la frente, a veces en la sien izquierda o bajo las muelas.
En fin, un proceso de mala digestión que invade de mala leche gran parte de sus relatos y la aleja de cualquier peligro de adorno.
De su último libro “No estoy limpia”, y ya hablando en broma, sólo puedo deshacerme en elogios:
Encontraréis poemas rotundos, casi vanitas barrocas, con la presencia constante del axioma de los clásicos: “in ictus oculi”. En un abrir y cerrar de ojos, en palabras de Valdés Leal.
Como ella dice: “nos queda el tiempo justo para seguir bailando”.
Poemas telúricos, corporales, matéricos, donde se masca la carne, las gotas de carne, los fluidos, la piel.
Un libro repleto de interrogantes pues la búsqueda, y no la respuesta, es la única realidad posible.
“Vivir escuece”, escribe Inma; “Las putas circunstancias de la vida siempre me dan en toda la cabeza”; “cae la hoa de un árbol y me da en el ojo”.
Termino, pero quiero antes leeros este hermoso poema en el que la dualidad de la conciencia se expresa en la materia carnal:

El árbol de los fluidos

A veces me imagino
Abierta en canal
Como un cordero
La columna rigiendo una de las mitades
Mi cabeza tajada por el centro
Con simetría
Los sesos equitativamente repartidos
No veo, sin embargo, en ello
Un espectáculo siniestro
Más bien el modo lógico de dividirme
Una mujer colgada por un gancho
Con sus hermosas vísceras al sol
Una mujer que chorrea su sangre
Como una fe de vida

3 comentarios:

Ana Pérez Cañamares dijo...

Jaja, qué buena biografía, mereciera ser cierta! BS

Etcétera dijo...

Enhorabuena, Inma Luna...lunática escritora, desconocida por mí hasta ahora.
Espero poder ir a la siguiente presentación del libro ya en Madrid capital.
Ahhh, y te conservas estupenda para haber vivido tanto...estoy con Ana en que merecería que fuera cierta....y tal vez haya sido así, el tiempo es tan relativo.
besos
EVA

Señor De la Vega dijo...

Mi Señora Inma,
La endogamia poética explica que sean los poetas los encargados de loar a los poetas, onanismo que aprovecha el dedo de un amigo, la mano de una amiga para presentarnos el éxtasis de Narciso.

Nunca he leído un poemario, ni aun regalado, y recelo de los poetas que se mojan, así que mucho más de los que dicen no estar limpios o que no tienen nada para cenar.

Pero hizo bien Luis Arencibia en ilustrar finalmente la presentación con su poema, porque ahora sé que la comento porque me gustan las ubres del cordero que cuelga en el gancho, y no me avergüenza el decirlo, como igualmente sé que a usted no le avergüenza el exponerse en canal, mostrando lo que importa.

No prometo leerla, tampoco olvidarla.

Suyo, Z+-----