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lunes, 10 de agosto de 2009

Setenil, los puntos alrededor de las íes




Ahora que ya han pasado algunos días en los que supongo que todo el mundo se ha expresado libremente, me gustaría apuntar algunas cosas sobre lo que se ha comentado en este blog y en otros respecto a la crítica de Delia Olmos sobre algunos de los libros que se presentan al premio Setenil de relatos publicados en 2008, crítica en la que concretamente el mío no salía muy bien parado.
No voy a hablar de mi libro (como decía aquél) porque creo que lo que tenía que decir ya está escrito en sus páginas y porque tienen que ser los lectores quienes consideren si las historias les llegan o no, si les emocionan o no lo hacen en absoluto. Podría dar algunas explicaciones sobre el párrafo al que se refiere Delia en varias ocasiones, hablando de los “errores” que cometo en el mismo pero tampoco me parece oportuno ya que yo, como autora, sé muy bien lo que quiero expresar pero tiene que ser el lector el que lo comprenda, de no ser así, seguro que el fallo es mío.
Lo que sí aseguro es que todo lo que hasta el momento he publicado lo he hecho pensando que lo que cuento puede merecer un poco del tiempo de los demás y esperando provocar algún tipo de emoción, ese es mi objetivo fundamental, quizás, mi único objetivo.
Aparte de esto, puntualizar a Delia que de Elfriede Jelinek sólo he leído La pianista y que no es una de mis escritoras favoritas por lo que en absoluto la considero una influencia. Si tuviese que escribir como alguien me gustaría mucho más parecerme a la Lispector, por ejemplo, pero no creo que mis cuentos vayan tampoco por ahí.
Agradezco todos los comentarios que habéis hecho, algunos me parecen divertidos y la mayoría muy tiernos aunque de los que sois amigos, no sé si fiarme…, los tomo como achuchones y os envío uno fuerte.
Especial mención merece la que se armó en el blog de Batania (gracias por tus palabras), con 29 comentarios en su haber, algunos de los cuales desaparecían misteriosamente ¿?
Me parece muy interesante el debate sobre la crítica que se produjo en este blog, algunos comentaristas opinan que es mejor hablar sólo cuando se tiene algo bueno que decir. Yo también lo prefiero pero reconozcamos que eso es lo más fácil, lo menos comprometido y lo que más respuestas agradables nos depara. Hablar mal de una obra casi siempre se entiende como un signo de envidia, de resentimiento o de frustración y eso no es justo. Otra cosa es, como apunta Batania, atreverse a decir que los demás se equivocan si opinan lo contrario, como cuando Delia afirma que “hay algunos libros que no están a la altura de ganar el Setenil y que si lo ganan sólo demostraría el jurado y el prejurado y todos los involucrados en la selección que están ciegos”, eso tampoco, Delia, mujer.
Ya termino y, para que podáis seguir opinando, que yo encantada, os recomiendo que leáis mi libro, todos los que se presentan al Setenil y todos los que os dé tiempo entre playa y cañita.

1 comentario:

Isabel Huete dijo...

Como supongo que habrás entrado más veces en el blog de esa mujer, habrás visto lo mucho que le debió picar mi comentario por lo mucho también que se extiende para darme lecciones de lectura y escritura, lo cual, por otra parte, me parece una osadía puesto que no me conoce de nada. Parece que sabe algo al respecto y eso es bueno, lo malo es que vaya de listilla, y lo peor que vaya de dogmática.
La crítica sobre lo que escriben los demás no es mala, sea a favor o en contra, pero quien lo hace tiene que entender que toda opinión parte de la subjetividad y una no puede erigirse en madre de todas las verdades, sobre todo cuando alguien basa su crítica negativa, y se escuda después para ratificarse, en la falta de "florituras" que expliquen lo expuesto.
El dogmatismo consiste, precisamente, en querer determinar lo que es bueno o no lo es, como si la escritura pudiera someterse a ese encorsetamiento siendo algo tan libre y estar tan necesitada de subvertir los cánones establecidos.
A mí, que no me gustan tantos autores reconocidos, algunos de los que ella cita entre otros, jamás me atrevería a aseverar que escriben mal o bien. Eso se lo dejo a los que se atreven a emitir juicios sin argumentos sólidos ni objetivos.
Lo siento, cari, pero no te defiendo exclusivamente por ser tú sino porque los prepotentes me ponen enferma.
Y, por cierto, es tan bobita (yo me puedo permitir decirlo) que se cree que no he querido decir mi nombre, cuando la realidad es que cuando leí tu post yo no había entrado todavía en mi blog y no aparecía mi firma por defecto, así que para no darle más vueltas lo dejé como anónimo y firmé como Isabel. Por lo que veo salió corriendo a visitar tu blog para intentar averiguar quién era yo. En todo caso, espero que nunca entre en el mío porque me daría una pereza horrible.
Estoy segura que los demás autores que se presentaron al Premio eran tan estupendos como tú, aunque a ti te quiero más.:)
Punto pelota.
Besazos, peazo escritora.