Dijo Dios asimismo a la mujer: “Multiplicaré tus dolores en tus preñeces; con dolor parirás los hijos y estarás bajo la potestad de tu marido y él te dominará". Génesis 3:16
Cuando no hay nada sobre lo que tengas que apartar la vista y puedes repetir cuantas veces quieras la danza de saltar sobre las llamas -las llamas que surgen como si hubieran vuelto a la vida-, la vieja danza del baile del fuego, reconoces que acabas de abandonar tu condición de pigmea.
Es una acción verdaderamente fascinante, un ejercicio de soñar con leones albinos y no tener miedo. La soledad aquí es un animal alimentado de manera simbólica por los trocitos de piel que te sobran.
Sin necesidad de desatarte, das la mano como si se tratase de una suerte de bendición, la sangre sólo como símbolo máximo de la fertilidad o del renacimiento.
Aunque se empeñen en que haya dolor en todo este proceso, aunque las promisiones parezcan incidentes menores de la historia, una conoce cada paso de que da, cada salto sobre la brasa, lo profundo de las inspiraciones, lo innecesario de las mentiras.
Fuera de los refugios, con el frío de lo libre traspasando los dientes, acaricio la fuerza creativa de los sexos: los seres humanos fueron hechos con flores y se alimentan de frutos, sorben sus jugos.
2 comentarios:
"..o cortame el pelo
o vamos a robar naranjas"
De comienzo en comienzo.Que alegría que vuelvas así,de repente, la vista atrás.
Un beso.
Atrás no, semielfo, al ladito mismo. Beso.
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