Foto de Ángel Muñoz

lunes, 27 de julio de 2009

Soponcio aeroportuario


El viernes iba con el tiempo un poco justo al aeropuerto. Llegué a la T4 con mi maletita cargada de libros. Llevaba también un disco duro, así que en el control me hicieron abrir la maleta y volver a pasar el disco por la máquina, otra vez el bolso y otra vez los zapatos. Una vez superada la prueba (que hasta allí mismo estoy de los puñeteros controles) me cojo el trenecito para ir a la estación satélite. Llego a la puerta justo cuando da comienzo el embarque, entonces echo mano del bolso para coger el móvil y llamar a Tito. Echo mano al bolso pero lo que me toco es el muslo porque de mi bolso no hay ni rastro. Con el rollo de la maleta, me he dejado el bolso en el control. Cunde el pánico, el pánico me sube desde los pies a la garganta. Me lanzo al cuello de una azafata de Iberia, porfavorporfavorporfavor!!! Qué hagooooooooo??? Me he dejado el bolso en el controoooooooooooool!!!! Ella no lo pierde, el control digo, y me dice que no es cosa suya, si acaso de la policía (¿la policía, pero que coño dice de la policía???) que intente volver a por él pero que duda que me dé tiempo porque ya ha empezado el embarque. Le digo que si se puede quedar con la maleta, me dice que ni hablar, pido ayuda a otros pasajeros: we don`t understand. Por fin una pareja de uruguayos se apiada de mí y se quedan con ella. Graciasgraciasgraciasgracias. AGGGGGGGGGGG!!! Salgo zumbando, cojo de nuevo el trenecito (10 minutos de recorrido), creía que volvía sobre mis pasos pero...NOOOOOO, el tren de vuelta no para en el mismo lugar que el tren de ida así que salgo a la recogida de maletas. Veo un control, creo que es el mío, pero está al otro lado de los cristales, los golpeo (sí, parezco una loca!) grito que me he dejado un bolso sólo recibo por respuesta hombros que se encogen. Corro de un lado para otro, no tengo ni idea de por dónde se vuelve a MI control. Me acerco a un mostrador, "Conozca Madrid" pone en un letrero, lloriqueo, gimo preguntando por dónde se va. Me dicen que tengo que salir del aeropuerto, coger un ascensor a la segunda planta y volver a hacer la cola. No hay elección así que lo hago. Salgo, subo, me cuelo, voy con la luces de emergencia, grito: urgencia, urgencia, es una urgencia!!! Llego al control y me dicen que tengo que quitarme los putos zapatos, otra vez, los zapatos!!! Grito que me he dejado un bolso, me dicen que pregunte a la guardia civil, otra carrera (quien me conoce ya sabe que no suelo llevar zapatillas de deporte exactamente, así que todo este recorrido os lo tenéis que imaginar sobre unos zancos de unos 15 centímetros). La guardia civil me toma el pelo un rato con el color del bolso. No puedo con esto, no tengo tiempo para vaciles. De lo que tengo ganas es de ponerme a pegar a todo el mundo. Me reprimo e intento describir las florecillas del bolso. Vuelta al ascensor. Dos chicos van hablando pero se paran a escuchar mis jadeos y ver caer las gotas de sudor de mi frente. Les pido disculpas y les digo que normalmente, en público, no suelo comportarme así. Otra vez al tren, otros diez minutos, llamo a Tito, más lloriqueos, no voy a llegar, no voy a llegar. Escaleras arriba, voy echando el bofe. Veo, allí, a lo lejos, al final de un pasillo infinito, mi puerta de embarque. Mi maleta solitaria y la azafata que me ve y disfruta: última llamada para los pasajeros del vuelo de iberia patatín patatán, embarquen urgentemente por la puerta... Joder, joder, joder, ya me arrastro, hago un intento de correr, aggg, aggg, llego, llego..., un par de saltitos de kangura. Me llevo una buena bronca: No se pueden dejar maletas abandonadas. Anda y que os den, con la ayuda que me habéis prestado!!! Entro al avión desencajada, cierran la puerta y despegamos. Me tomo dos botellitas de vino blanco para recuperar la compostura, o para perderla definitivamente.

5 comentarios:

libertad dijo...

Ayyy, qué hartura de estos enredos que ocurren a veces, verdad? y donde nadie parece poder ayudar un poquito nada más. Besos!!!

Isabel Huete dijo...

Cariño, son una banda de impresentables y yo me me peleado un montón de veces con ellos. Creo que disfrutan viendo sufrir al pasaje. Yo creo que es porque los trajes les vienen grandes, o pequeños, como su obtusa mente.
¡Qué angustia he sentido leyéndote!
Al menos conseguiste llegar.
Besazos.

Inma Luna dijo...

Pues sí, chicas, fuera de la broma, pensaba yo en si algo así le pasa, por ejemplo, a mi madre. Allí se hubiese quedado la pobre, más colgada que una breva. Porque, de verdad, de verdad que, salvo la pareja de uruguayos, allí todo el mundo se lavaba las manos (y me salpicaba los ojos con las gotas). Besitos.

No name dijo...

Va a ser verdad eso de que estamos solos...

Al final no nos has dicho de qué color era el bolso. ;-)
un saludo.

jaio dijo...

jo qué bien descrita una situación que me resulta tannnn cotidiana. Esta vez fue tu bolso, pero ¡¡¡hay tantas cosas que pueden quedarse en la cinta de control!!!

me encantó leerlo, aunque pasé una angustia del quince